Dirección: Adrian Lyne.
Intérpretes: Ben Affleck, Ana de Armas, Tracy Letts, Grace Jenkins.
Con guión de Zach Helm (“Mr. Magorium y Su Tienda Mágica”) y Sam Levinson (“Malcom & Marie”).
Sinopsis
Vic (Ben Affleck) y Melinda Van Allen (Ana de Armas) residen en una pequeña población de Luisiana junto a su hija Trixie (Grace Jenkins).
Vic, adinerado gracias al invento de un chip que guía drones, dedica su tiempo a cuidar caracoles y a andar en bicicleta.
Su relación frustrada con Melinda se sustenta en la permisividad de Vic sobre las infidelidades de su mujer, sea con el joven músico Joel Dash (Brendan C. Miller), el profesor de piano Charlie De Lisle (Jacob Elordi) o un antiguo novio, Tony Cameron (Finn Wittrock).
Vic muestra celos en sus observaciones y avisa a Joel… el anterior amante de Melinda, Martin McRae, está desaparecido…
Crítica
Thriller erótico/psicológico basado en una novela de Patricia Highsmith.
Vic y Melinda forman una pareja acomodada con niña pequeña que vive una extraña relación abierta.
En apariencia él permite que ella salga con otros, pero no es del todo así…
Su vida, tras hacer Vic una fortuna con un invento para la industria militar, transcurre entre fiestas, alcohol… no hacer nada.
Vic es más padre que marido.
Melinda, más joven, salta de amante en amante.
Destaca la interpretación de Ana de Armas, que consigue envolver a su personaje en un aura de sensualidad y sofisticación en un juego mental de tensión entre pareja.
Ben Affleck está inexpresivo, resulta difícil entender su actitud, sus motivaciones.
Se echa en falta la construcción psicológica de los caracteres.
No se profundiza en sus motivaciones, en sus pensamientos, es por eso que no se entienden algunas formas de actuar.
Relaciones tóxicas, juegos de dependencia en un entorno superficial, celos, humillación, rencor…
La película, dirigida por Adrian Lyne, no arranca mal pero se va quedando a medio gas en todo no destacando realmente en nada.
Le falla el ritmo, se reitera en las situaciones, dando la sensación por momentos en que la trama no avanza.
Le falta intensidad, su tono es apático.
No aburre, pero la historia pierde interés por sus redundancias y por forzar acciones y situaciones de encuentros, rematando con una resolución ambigua.
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