Dirección: Emilio Fernández.
Intérpretes: María Félix, Pedro Armendáriz, Fernando Fernández, José Morcillo.
Con guión de Emilio Fernández (“La Perla”) e Íñigo de Martino (“El Supersabio”).
Sinopsis
La revolución llega al pueblo de Cholula con un grupo liderado por el general José Juan Reyes (Pedro Armendáriz).
En el lugar se encuentra el padre Sierra (Fernando Fernández), un sacerdote con el que entabló amistad Reyes en la época del seminario.
Pronto, el general comienza a llamar a los pudientes del lugar. Uno de ellos es Carlos Peñafiel (José Morcillo), padre de Beatriz (María Félix), mujer de carácter que no permitirá que hagan daño a su padre.
Crítica
Clásico del cine mexicano con una fenomenal pareja de intérpretes como protagonistas, María Félix y Pedro Armendáriz.
El film se inicia con intensidad, planos generales de revolucionarios disparando, unos lugareños amedrentados, nerviosismo, inquietud ante el presente y el futuro. La cosa mantiene una tensa calma cuando toman el poder los recién llegados.
Armendáriz, como jefe de la guerrilla, manda traer a las fuerzas vivas del lugar. El sacerdote es su amigo. El maestro. El alcalde. Los potentados. Se siguen un proceso dramático, típico de revolución con diálogos tensos ante la frágil frontera entre vivir y morir.
Más tarde, el revolucionario fiero, inflexible, se topa con alguien de siilar carácter: una mujer, de ojos penetrantes, amenazantes, de maneras rotundas.
En este momento la película gira hacia una comedia con batalla de sexos, incluso con tramos de violencia de dibujo animado. Estamos ante una inversión de la fierecilla domada de William Shakespeare.
Más tarde, la historia se desarrolla por cauces melodramáticos previsibles.
Lo más destacado, además de las interpretaciones (a excepción de la del rígido “estadounidense”), y de que El Indio Fernández mantiene la intensidad emocional en casi todo el metraje, es el sensacional trabajo de cámara de Gabriel Figueroa, con contrapicados, encuadres llenos de fuerza…
A destacar la maravillosa secuencia en la iglesia cuando Pedro Armendáriz se adentra en el templo y Fernando Fernández está cantando el Ave María de Franz Schubert. Sensacional.
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