Dirección: Quinn Shephard.
Intérpretes: Zoey Deutch, Mia Isaac, Dylan O’Brien, Nadia Alexander.
Con guión de Quinn Shephard (“Culpa”).
Sinopsis
Danni Sanders (Zoey Deutch) vive en Nueva York y trabaja como editora de fotografías en Depravity, una publicación online, en donde tiene como compañero a Colin (Dylan O’Brien), quien se ha convertido en un conocido influencer en las redes sociales.
Danni, que ansía lograr un puesto de redactora en Depravity y tiene como objetivo lograr seguidores en Instagram, manipula fotografías en las que parece posar en la ciudad de París.
En ese momento, la capital francesa sufre ataques terroristas y Danni, mintiendo al hacerse pasar por superviviente de los mismos, alcanza la popularidad y se convierte en un fenómeno social como ejemplo de actitud ante su terrible experiencia, que le lleva a conectar con una activista contra armas, Rowan Aldren (Mia Isaac), superviviente de un tiroteo escolar.
Crítica
Película que es más drama que comedia o sátira sobre los problemas que acarrea el mal uso de las redes sociales.
Aborda el mundo de “influencers” con protagonismo de Zoey Deutch interpretando a Danni, una aspirante a escritora obsesionada con las redes sociales que quiere captar la atención de la gente.
Trabaja en la redacción de una publicación online y parece que todo lo hace mal.
Se narra en flasback tras una introducción con la protagonista llorando delante de su ordenador mientras recibe mensajes de odio.
Fotografía colorista, ambiente urbano…
La película, conocida también como “Falsa Influencer”, pretende reflexionar sobre lo desastroso que puede ser el mal uso de Internet, las miserias morales en la Red, las mentiras, la obsesión por la fama, la doble moral, el uso de las armas…
Cae en bastantes tópicos ideológicos, pero resulta crítica con las redes sociales.
Se anuncia antes de comenzar el film que el personaje protagonista va a ser desagradable, una mala persona, lo que adelanta en cierto modo algunos acontecimientos.
En la introducción nos presentan a Danni/Deutch como una inadaptada, caótica, con necesidad de fama a cualquier costa y carente de sentimientos, patéticamente enamorada de su compañero de redacció en influencer Colin (Dylan O’Brien).
El problema de la historia es que el personaje central no es un personaje complejo con un lado oscuro, sino más bien vacío, superficial, sin gracia, que sirve de herramienta caricaturesca como crítica dentro de una trama de mensaje inconsistente.
Eso sí, logra trasladar la vulnerabilidad que pretende en el último acto.
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