Dirección: Paco León.
Intérpretes: Dora Postigo, Carmen Maura, Carmen Machi, Luis Bermejo.
Con guión de Paco León (“Kiki, El Amor Se Hace”) y Javier Gullón (“Ventajas De Viajar En Tren”).
Sinopsis
La adolescente Dora (Dora Postigo) vive con su padre (Hovik Keuchkerian).
Nunca conoció a su madre.
El deseo de encontrarla le lleva a emprender un viaje de búsqueda junto a su perro Totó.
Crítica
Versión libre en modo road movie postmoderna y “queer” de “El Mago De Oz”, vista desde una cultura relacionada a través de la imagen, la música, las redes sociales, la inmediatez…
El ritmo narrativo es irregular, ralentizándose en exceso en especial en el último acto.
La protagonista, Dora (chica del extrarradio con el pelo teñido de rojo que vive con su padre y su perro Totó), es interpretada por Dora Postigo, la hija de Bimba Bosé, con las brujas del cuento (este y oeste) interpretadas por Carmen Maura y Carmen Machi.
A lo largo de la historia se suceden numerosos cameos: Rossy de Palma, Carmina Barrios, Samantha Hudson, Ester Expósito… colaboraciones de bailarines, grafiteros, artistas plásticos, cantantes…
La trama no transcurre en un espacio reconocible.
Se descontextualiza.
Los entornos podrían ser de España, de Estados Unidos o de cualquier sitio.
Paco León utiliza una estética colorida, zafia, grotesca, excéntrica… purpurina, neones, paisajes de secarral, desguaces.
El camino de baldosas amarillas son las líneas de la carretera comarcal que llevan a la protagonista a lugares excéntricos acompañada por su perro Totó y por los alter ego del hombre de hojalata, del león y del espantapájaros, terminando el viaje en una fiesta en una gran mansión.
En mitad de la película, Dora y sus compañeros de viaje se ven afectados por una sustancia y acaban en un viaje lisérgico donde los ojos se dilatan como si fuesen dibujos animados viendo a Michael Jackson flotando sobre una mantarraya.
El film pretende ser muy imaginativo pero le falta enfoque.
Nunca termina de arrancar en lo dramático ni es eficaz en lo humorístico.
Es un viaje arriesgado lleno de surrealismo en el que se habla de libertad, de diversidad, de decisión, con una historia de iniciación centrada en Dora, una chica inexperta que emprende un trayecto de crecimiento, de maduración, buscando a su madre mientras se encuentra a sí misma.
El envoltorio del film se esfuerza demasiado en impactar, en dejar huella, y se olvida de la historia, de la narrativa.
Todo acaba pareciendo una disculpa para reunir personajes estrafalarios en una jornada festiva, difuminando sus mensajes a medida que avanza la película.
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Rossy de Palma