9 SONGS (2004)
Dirección: Michael Winterbottom.
Intérpretes: Margo Stilley, Kieran O’Brien.
Lisa (Margo Stilley) es una estudiante de los Estados Unidos que se encuentra residiendo en Inglaterra.
En Londres y durante un concierto conoce a Matt (Kieran O’Brien), con quien inicia una relación amorosa.
Nada deja Michael Winterbottom a la imaginación en esta película. Si bien es
cierto que durante décadas los directores se han servido del cine para
explorar el misterio del sexo, recientemente hemos sido testigos de
excepción de una auténtica revolución del tratamiento visual que camina
hacia el más explícito todavía. “Romance” de Cathérine Breillart o “Twentynine
Palms” de Bruno Dumont dejan constancia de este cambio de sensibilidades. Dos
películas de autor que han explorado los límites de lo permisible, tratando
de reabrir el debate de lo púdico y lo impúdico, lo obsceno y lo
escenificable.
Historia de amor en la que todos podemos reconocernos sin dificultad, “9
Songs” nos propone un viaje en flashback desde las planícies heladas de
Alaska, a las colinas y valles del cuerpo de Lisa tal y como las recuerda
Matt, cuando la amasaba, suave arcilla sobre las sábanas. Como dos
escorpiones en una triste ceremonia de amor y de muerte, la narración de la
tórrida relación de un glaciólogo y una estudiante americana en viaje de
estudios en Londres indaga en lo más oscuro del alma humana y más allá de
promesas tácitas y rencores prematuros retrata el absurdo cotidiano de un
amor efímero pero sincero.
La práctica ausencia de diálogo hace que todo el peso recaiga en otros
códigos: el lenguaje de los silencios, las evoluciones de los cuerpos
desnudos, la mímica del vaivén. Los cuchicheos, jadeos y gemidos se
convierten en una suerte de lenguaje de sordomudos que nos hace recapacitar
sobre lo limitado de nuestro repertorio gestual, acrobático y emocional
cuando caen los velos y nos enfrentamos al otro en las distancias cortas.
Cuando todo vale, cuando ya nada se espera y todo se desea, parece que es
difícil no caer en el lugar común de las mal llamadas transgresiones y
perversiones, puesto que éstas también están más que ritualizadas,
codificadas y por extensión anuladas, desprovistas ya de todo su potencial
liberador.
La película es refrescante y sencilla en su planteamiento visual.
Winterbottom narra la historia en un proceso inverso desde la sexualidad a
la intimidad. Es curiosamente provocativo como si de un striptease en el que
se parte del desnudo y se acaba vestido se tratase. Las escenas de
interiores empiezan siempre con un encuentro sexual y poco a poco dejan
espacio para que la cotidianeidad se abra paso: el desayuno desnudos, la
excursión a la playa, las escenas en el cuarto de baño. En montaje alternado
se entremezclan con las secuencias de los nueve conciertos a los que asiste
la pareja en el Brixton Academy: Black Rebel Motorcycle Club, The Von
Bondies, Elbow, Primal Scream, The Dandy Warhols, Super Furry Animals, Franz
Ferdinand y Michael Nyman.
Lejos del mero divertimento sexual, del pequeño relato erótico y al margen
de estériles divagaciones en torno a su carácter pornográfico “9 songs” relata
una historia de amor en un sugerente tour de force interpretativo a la
búsqueda de la naturalidad sexual perdida en un ejercicio de sinceridad
deslumbrante.
José A. Tindón