• Por AlohaCriticón

ALTA SOCIEDAD (1956)

Dirección: Charles Walters.

Intérpretes: Grace Kelly, Bing Crosby, Frank Sinatra, Celeste Holm.

El millonario Dexter-Haven (Bing Crosby) acude a la casa de su ex-esposa Tracy Samantha Lord,

(Grace Kelly) que va a contraer matrimonio al día siguiente. El motivo, él es compositor e intérprete

de jazz y va a dar un recital allí justamente la noche antes de la boda. Pero todo

ello no es más que un pretexto, pues en realidad lo cierto es que sigue enamorado de

ella y va a hacer todo lo posible por hacer fracasar los planes de matrimonio de ambos…

El realizador Charles Walters realiza una segunda adaptación del clásico “Historias de Filadelfia” de Cukor (a su vez basada en el original de Philip Barry) menos elaborada que su predecesora en cuanto a guión, al simplificar bastante la trama argumental y reducir considerablemente el peso de los diálogos, para dar entrada a los números musicales y a las más que notables canciones.

No en vano, el film reúne a los dos mejores cantantes de la época: uno ya en edad madura y que en aquellos momentos casi representa el pasado (Bing Crosby), que realiza su último gran papel para el cine, tras su magnífico trabajo en “La angustia de vivir” de Seaton; el otro, un gran talento con toda una carrera por delante (Frank Sinatra), que acabará ganándose el sobrenombre merecido de “la voz”; y por si ello no fuera bastante, también podemos disfrutar del mítico Louis Armostrong, que realiza varias apariciones que amenizan la fiesta, la más agraciada de ellas, la de la interpretación a dúo con Bing de “Now you has jazz”. Además, el músico de New Orleans (llamado de modo simpático “El amigo Trompeta”) hace las veces de narrador de la película en intervenciones concisas y claras hacia el espectador sobre lo que está sucediendo.

Pero si por algo pasó a la historia esta película fue gracias al gran compositor Cole Porter (autor de la banda sonora) que nos dejó para la historia una bellísima canción, “True love”, cantada por Crosby con la colaboración en los versos finales de Grace Kelly: es la mítica escena en el barco que

navega al atardecer, cuando se rememora la luna de miel de la entonces feliz pareja… Es un momento que conmueve al espectador y que supone la gran novedad respecto al film de Cukor y que singulariza la

película, la utilización de ese acertado y bellísimo flashback.

Precisamente la futura princesa de Mónaco realizó aquí uno de sus postreros trabajos en el cine, tan

bellísima como algo inexpresiva, -muy en su línea-, perfectamente creíble de todos modos en su papel

de mujer aristocrática insatisfecha e infeliz, que todavía no ha alcanzado madurez en varios aspectos

de la vida, precisamente en algo que denota la grandeza humana, que es el saber disculpar los errores

ajenos…

Estas canciones y otras (también es destacable el dúo que entre Sinatra y Crosby realizan en una habitación contigua a la fiesta) amenizan una trama argumental que para el que conoce ya la película de Cukor encierra en sí muy pocas sorpresas argumentales, pese a la existencia de algunas escenas

entre el periodista Mike Connor (Frank Sinatra) y la susodicha Tracy Samantha Lord que sufrieron

censura en España.

En definitiva, de un film de auténticos actores pasamos a uno de, ante todo, artistas, todos ellos en estado de gracia. Todo ello conforma un conjunto simpático, agradable y que se deja ver, que representa, asimismo, uno de los mejores trabajos de Charles Walters, junto con su muy estimable “Lilí”.Salvador Linares

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