• Por AlohaCriticón

anatomia de un asesinato cartel posterDirección: Otto Preminger.
Intérpretes: James Stewart, Lee Remick, Ben Gazzara, Arthur O’Connell.


El teniente Frederick Manion (Ben Gazzara) es detenido acusado de matar al violador de su atractiva esposa Laura (Lee Remick).
El encargado de su defensa será el abogado Paul Biegler (James Stewart).

Otto Preminger consigue atraer al espectador justo antes de que comience la acción, gracias a una excelente música de Duke Ellington y a unos famosos créditos basados en recortes de lo que parece ser un muñeco de papel que representa al asesinado del título.




Se trata de una pelicula que narra el juicio contra el teniente del ejército Manion (Ben Gazzara) acusado de matar al violador de su mujer, Lee Remick, a la que parece que le vaya a estallar la blusa en cualquier momento. El fiscal es el tambien debutante (su segunda pelicula) y nominado al oscar George C. Scott. Pero, claro, nada tienen que hacer contra el abogado: James Stewart, en uno de sus mejores papeles.

Obtuvo siete nominaciones al oscar, pero no ganó ninguno por culpa de BEN-HUR. Una de las mayores injusticias a las que nos tiene acostumbrados la Academia. El guion, tambien nominado, es una adaptación de la novela de Robert Traver.




La película es de una ambigüedad extraordinaria, a pesar de la sentencia el espectador no sabe si el acusado es culpable o inocente. Nadie parece decir la verdad en este juicio, empezando por la, digamos “alegre”, Lee Remick y continuando por el barman amigo del muerto o el propio Teniente Manion. Preminger se limita a exponer el juicio, con largos y planificados planos secuencia, sin decantarse por uno u otro lado. Cualquier otro director habría usado los flashback para acompañar las declaraciones de los testigos, Preminger no lo hace, de esta forma consigue dar al espectador una libertad absoluta para decidir.

También merece la pena destacar el acertado uso de la profundidad de campo, veanse las escenas del fiscal preguntando a los testigos y como al fondo el abogado interviene continuamente en la acción. Destaca una secuencia en la que George C. Scott se interpone deliberadamente entre el testigo al que interroga y el abogado, dificultando de esta forma la visión entre ambos y el intercambio de señas. Stanley Kramer repetirá la misma técnica en otra famosa película del mismo género: “La Herencia del viento” (“Inherit the Wind”, 1960), esta vez con Spencer Tracy como abogado.




De esta película no hay que perderse ni un detalle, las miradas, los gestos, las actitudes de los secundarios -la secretaria, el amigo borrachín, el juez Joseph Welch, que por cierto no es actor, es un abogado de verdad- enriquecen la trama de tal forma que el largometraje sale redondo.

En resumen, una obra maestra de Otto Preminger, y del cine en general, que nos sigue sorprendiendo cada vez que la volvemos a ver.

Fernando de Cea

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James Stewart
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