• Por Antonio Méndez

ausentesDirección: Daniel Calparsoro.
Intérpretes: Ariadna Gil, Jordi Mollá, Nacho Pérez, Omar Muñoz.

Con guión de Daniel Calparsoro (“A Ciegas”, “Asfalto”), Elio Quiroga (“Fotos”, “Compramos Gente”) y Ray Loriga (“La Pistola De Mi Hermano”, “Teresa, El Cuerpo De Cristo”).

Sinopsis

Julia (Ariadna Gil) y Samuel (Jordi Mollá) forman una pareja que se traslada a vivir con sus hijos a una apartada pero idílica urbanización. Pronto, Julia percibirá sensaciones extrañas en su nuevo lugar de residencia, las cuales se verán amplificadas cuando descubra que en la urbanización no vive nadie más que ella y su familia.

Crítica




Parece ya una plaga involucrar a una pobre mujer, frágil ella, de presunta complejidad psicológica, de enrarecida vinculación familio-vecino-ambiental, en una historia perturbadora que pretenda hacernos partícipes de sus miedos e incertidumbres (¿por qué no un/a anciano/a, un/a perro/a, un/a caracol/a….?).
Los mejores ejemplos de este tipo son clásicos como “Rebeca” de Alfred Hitchcock y David O. Selznick, o “La Semilla Del Diablo” de Roman Polanski, películas que, aunque asentadas en referencias literarias, poseían entidad y personalidad propia, tanto en la perspectiva y retrato de los personajes como en el manejo narrativo y la creación atmosférica.

Calparsoro no es Hitchcock ni Polanski pero tampoco Amenábar o Kubrick, ni siquiera el rey de la sopresa fatua, Shyamalan, tres referencias claves en estre refrito luminoso llamado “Ausentes”.


La película, sin originalidad en su guión, confunde complejidad con desorden, terminada su historia en un desenlace poco estimulante que, al igual que “Abre Los Ojos”, sitúa su desarrollo en un escenario urbano para plasmar en un ambiente externo de clima tranquilo la desazón interna que vincula realidad y apariencia desde el punto de vista de un personaje enmarañado psicológicamente, pero la búsqueda de atmósferas de paranoia y claustrofobia psíquica se ahoga en sus propios efectismos y reciclajes estético-narrativos.

Visualmente destaca por su profesionalidad técnica, recogiendo pautas de autores mejor dotados en el apartado de creación de tensión y suspense, pero resulta excesivo el empleo gratuito de la cámara y la derivación de la estética de anuncio publicitario.
Los actores, principalmente Ariadna Gil, hacen lo que pueden para otorgar dimensión a unos personajes de diseño escaso.

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Jordi Mollà

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