• Por Antonio Méndez

besos-robados-cartelDirección: François Truffaut.
Intérpretes: Jean-Pierre Léaud, Delphine Seyrig, Claude Jade, Michel Lonsdale.

Con guión de Claude de Givray (“Domicilio Conyugal”, “La Pequeña Ladrona”), Bernard Revon (“Domicilio Conyugal”, “La Guerrilla”) y François Truffaut (“Los 400 Golpes”, “Tirad Sobre El Pianista”).

Sinopsis

Tras ser expulsado del ejército, Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) consigue trabajo en un hotel, lugar en donde se ve envuelto en un lío de cuernos destapado por un detective.
Poco después el propio Antoine será contratado por la agencia de investigadores.

Crítica




besos-robados-pelicula-fotosComedia laboral-romántica de François Truffaut centrada en varias viñetas con las desventuras profesionales y amorosas de Jean-Pierre Léaud como Antoine Doinel, un personaje bastante singular (y cómico, además de torpe y nervioso) que termina metido en líos allá donde se mete, sea como militar, recepcionista-vigilante nocturno de un hotel, detective privado, trabajador de zapatería o reparador de electrodomésticos.

Destaca la película por la capacidad del autor francés para trazar de manera afectuosa el retrato de Doinel y su contexto, y por captar con amabilidad la rutina de un personaje desubicado, sublimando con tacto la sencillez y la base anecdótica de las situaciones creadas (en ocasiones con guiños al slapstick del cine mudo y a su compatriota Jacques Tati).

Tampoco su narrativa pierde de vista la querencia hitchcockiana, con ubicaciones de cámara que evitan lo nimio de lo sustancial, acentúan la presencia de detalles y ofertan un notorio dominio del espacio con hábil empleo de sugerencias.

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Françoise Truffaut




Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) se reencontrará con su amada Christine (Claude Jade) y comenzará a trabajar en un hotel después de pasar por el ejército. Con posterioridad conseguirá un trabajo como detective. En uno de sus casos conocerá a Georges Tabard (Michel Lonsdale), dueño de una zapatería y esposo de Fabienne (Delphine Seyrig), quien pronto intentará seducir a Antoine.

Visto el rotundo éxito de “Los 400 golpes”, y tras varios trabajos de muy distinta factura, el productor Pierre Roustang propone a Francois Truffaut el rodaje de un episodio dentro de una película, junto con otros cuatro directores, que se llamaría “El amor a los veinte años”.

En su cortometraje, “Antoine y Colette”, el director francés continuará, hasta convertirlo en una pequeña saga, con la hipotética vida de Antoine Doinel, ahora con diecisiete años y descubriendo otro mundo del amor, distinto de la fácil y recurrente prostitución.




El film resultó un considerable fracaso, pero contribuyó a que posteriormente Truffaut retomara las andanzas de Doinel de una forma más decisiva y, como no, más reconocida.

Así, en pleno sesenta y ocho, estrena “Besos Robados” en la que aquel pequeño rebelde, de infancia frustrada, repudiado por su familia, se ha convertido en un joven, no menos particular, enamorado de una niña bien, –o quizás de su aparentemente estable familia–, de la búsqueda de una familia que nunca tuvo, y que nunca sabrá retener, desde su peculiar forma de entender la vida.

En forma de comedia, Truffaut suaviza mucho el lenguaje duro y reivindicativo de aquella su primera película, aunque en el fondo continúe su discurso sobre la repercusión de la educación infantil, y por tanto, el derecho a una forma de comportamiento apartado de la docilidad esperada por las normas convencionales.

Angel Lapresta

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