• Por AlohaCriticón

buena vida delivery cartel criticaDirección: Leonardo Di Cesare.
Intérpretes: Ignacio Toseli, Mariana Anghileri, Oscar Núñez, Alicia Palmes.


Hernán (Nacho Toselli), es un empleado de una mensajería que vive con su hermano, su cuñada y el hijo de éstos. Cuando la familia decide irse a vivir a España, Hernán se queda sólo en la casa. Más adelante conoce a Pato (Moro Anghileri), que trabaja en una gasolinera y con quien vivirá un romance que se irá complicando con la llegada a la casa de nuevas personas.

Coincidiendo en la cartelera con el documental “Memoria Del Saqueo” (2004), en el que se relata el proceso de descomposición que ha sufrido la sociedad argentina, desde la dictadura de Videla hasta la actualidad, se estrena en nuestras pantallas “Buena Vida. Delivery”.




Esta ópera prima de Leonardo Di Cesare en el largometraje, está precisamente afectada por las consecuencias de los hechos que se narran en el documental mencionado. El comienzo del rodaje se sitúa en el año 2001, pero los inevitables problemas económicos derivados de la crisis, hicieron que la producción se suspendiera y la búsqueda por lograr financiación comenzara. Según declaraciones del propio Di Cesare, este hecho varió por completo la concepción inicial del filme y fue adaptado de acuerdo a las circunstancias que identificaban el crítico momento. Finalmente, gracias a la colaboración de fundaciones de Holanda y Francia y ayudas del Instituto de cine argentino, la película logró terminarse.

“Buena Vida. Delivery” es el paradójico nombre de la empresa de mensajería en donde trabaja nuestro malhadado protagonista, Hernán. La felicidad que le supone encontrar el amor, no le hará presagiar, en ningún momento, lo que se le viene encima. Ya en la última parte del relato, Hernán le confiesa a su chica (sin llegar a concluir por olvidarlo), lo que se supone es un dicho: “Los huracanes del corazón, son las tormentas…” (podría añadirse: …de la razón).

“Buena Vida. Delivery” se debe considerar como ejemplo del buen cine argentino que sigue llegando a las salas, sustentado en una interpretación solvente y que sigue la estela costumbrista marcada, entre otros, por Carlos Sorín (“Historias Mínimas” (2002), “Bombón, El Perro” (2004)) o Juan José Campanella (“El Hijo De La Novia” (2001), “Luna De Avellaneda” (2004)).

Alberto Alcázar