Dirección: Roland Joffé.
Intérpretes: Elisha Cuthbert, Daniel Gillies, Pruitt Taylor Vince, Laz Alonso.
Con guión de Larry Cohen (“Cellular”, “Última Llamada”) y Joseph Tura.
Sinopsis
Jennifer Tree (Elisha Cuthbert), una conocida modelo de portada de revistas, se encuentra secuestrada en una lóbrega celda sin puertas ni ventanas por uno de sus admiradores, Ben (Pruitt Taylor Vince), un psicópata que también tiene prisionero a un chófer llamado Gary (Daniel Gillies).
Crítica
¿El señor que firma esta película es el mismo de “La misión” y “Los gritos del silencio”? ¿Habrá sido este buen señor abducido y no nos lo han contado los timadores/carotas de lo “desconocido/paranormal”? Vista esta deprimente cinta que ha filmado parece imposible vincular similares autorías o cualquier grado de semejanza en cualquier concepto cinematográfico con algunos de sus títulos previos.
La historia de “Captivity” es un elemental mejunje atmosférico en tonos oscuros y paranoicos, con elementos humanos sin personalidad y ambientes que se presumen claustrofóbicos.
Todo resulta muy previsible en este truño de maníacos fraternos. La introducción de personajes no existe (con lo que el destino de los mismos importa un comino), la situación apesadumbrada de secuestro y los giros se pueden encontrar en cualquier telefilm (sin el añadido de la cargante sombría tecno-estética), los diálogos son tontorrones, y los trallazos sónicos ensordecedores, combinando berridos con susurros y algún que otra melodía con voz crooner.
Todo lo que estas situaciones kafkianas-angustiosas con retazos de “El Coleccionista” de Wyler y perversión de psicópata-psicópatas pelma-pelmas podría deparar no son tratadas adecuadamente: el juego mental entre un criminal inteligente y una víctima en lucha por su supervivencia, o la madura indagación psicológica a través del texto sobre las causas de comportamiento del maníaco.
Solamente existe una recarga atmosférica pseudomacabra insoportable con planos cortos opresivos, un relato derivativo (entre muchos títulos de “Saw”) a más no poder, y una reiteración de actitudes de personajes sin peso, que, incluso entre tanta tensión artificial y peligro de muerte tienen tiempo y ganas para el mete-saca. Pues que lo disfruten.
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