• Por Antonio Méndez

control cartel critica pelicula movie posterDirección: Anton Corbijn.
Intérpretes: Sam Riley, Samantha Morton, Alexandra Maria Lara, Joe Anderson.

Con guión de Matt Greenhagh.

Sinopsis

Ian Curtis (Sam Riley) es un muchacho que consigue triunfar en la música con sus compañeros de Warsaw, grupo que cambia su nombre por el de Joy Division.
Después de casarse con Debbie y triunfar en la escena inglesa, Curtis comienza una relación extramatrimonial con la belga Annick Horore (Alexandra Maria Lara).

Crítica




Película que biografía al cantante Ian Curtis (Sam Riley) según un libro de Deborah Curtis (Samantha Morton en la película), viuda del miembro de Joy Division, el influyente grupo post-punk que posteriormente generó la banda techno-pop New Order.
En el panorama rock actual muchos grupos muestran la clara influencia de los británicos Joy Division, grupo post-punk que contaba con el vocalista y compositor Ian Curtis al frente. Esta película del debutante Anton Corbijn, fotógrafo y experto en videoclips, gira en torno a la corta vida de este epiléptico autor de mente frágil.

Con la experiencia única de videoclipero de Corbijn se podría esperar un estilo narrativo impropio para el reflejo visual del interior de Curtis, pero gratamente su perspectiva no concede espacio para los alardes sinsentido de cámara y se centra de forma sobria, realista y también lírica en la figura personal del músico biografiado, compaginando actuaciones musicales de su grupo con su vida personal doméstica e introspectiva, cuyos problemas y angustias fueron cultivo para la generación de textos poéticos en papel y actitudes espasmódicas en escena.

Corbijn se desapega bastante del grupo y de su progresión sonora (a excepción de básicos apuntes de influencias –David Bowie, Iggy Pop, Lou Reed – inicios y relaciones personales muy elementales) para concentrar su perspectiva en un estudio psicológico de personaje atormentado que resulta tan esquemático como suficiente.




control peliculaElude el sensacionalismo barato y la explotación banal de tópicos del rock, y expone la historia con un mortecino blanco y negro, bien empleado como reflejo del interior del protagonista y la ambientación sociocultural en el que se instala Ian en Manchester (desabrimiento post-punk en contraste con el color y artificiosidad del glam-rock con la que arranca su pasión musical).

Sam Riley está soberbio en el papel principal, proporcionando la sensibilidad suficiente al personaje, y los dos vértices femeninos del triángulo amoroso en el que pivota gran parte del guión, Samantha Morton y Alexandra Maria Lara, aportan suficientes aspectos emocionales que ayudan a definir la aflicción, alienación y duda de Curtis-Riley en este notable título biográfico.

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Samantha Morton