Dirección: Michael B. Jordan.
Intérpretes: Michael B. Jordan, Tessa Thompson, Jonathan Mayors, Wood Harris.
Con guión de Zach Baylin (“El Método Williams”) y Keenan Coogler.
Sinopsis
Los Ángeles, año 2002.
Damian “Dame” Anderson (Spence Moore II/Jonathan Mayors) y Adonis “Donnie” Creed (Thaddeus J. Mixon/Michael B. Jordan) son dos amigos que sueñan con convertirse en boxeadores profesionales.
Mucho tiempo después, Creed, que hace muchos años que no ve a Damian, termina su brillante carrera como campeón en Sudáfrica.
Un día, ambos se reencuentran.
Damian, tras muchos años en la cárcel, decide retomar el boxeo instruyéndose en el gimnasio de Donnie con el deseo de combatir profesionalmente contra el campeón Félix “El Guerrero” Chávez (José Benavidez Jr.), quien prepara una pelea con Viktor Drago (Florian Munteanu).
Crítica
Tercera entrega de Creed, ahora con el propio Michael B. Jordan dirigiendo con Sylvester Stallone solo en tareas de producción.
La película reúne a dos amigos de la infancia distanciados con rumbos vitales muy diferentes (uno campeón, exitoso, millonario; el otro recién salido de prisión que vio su carrera frustrada por un incidente).
Su previsible pugna servirá para acercar emociones y expurgar culpas.
La trama, aunque se narra con intensidad, es convencional y la estética tampoco es que sorprenda, con uso de cámara lenta, gran angular, rápido montaje, planos detalle, aislamiento de los combatientes, e influencias visuales del anime.
La historia deportiva y personal de los dos boxeadores se complementa con asuntos familiares de escasa enjundia, alguno de ellos define futuros derroteros de la saga.
Si Creed era el legado de Rocky, aquí se atisba claramente el legado de Creed.
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