Dirección: Jeff Wadlow.
Intérpretes: Julian Morris, Lindy Booth, Jared Padalecki, Paul James.
Un estudiante llamado Owen Matthews (Julian Morris) lanza un bulo por internet con sus amigos de “El club de los mentirosos”, que incluye a Tom (Jared Padalecki) y a Dodger (Lindy Booth).
La mentira, impulsada tras un asesinato de una joven de la escuela a la que acuden, consiste en crear la figura de un peligroso asesino en serie llamado El Lobo. No sospechan que tal mentira puede convertirse en realidad.
Una más para el apartado de las teen movies con suspicacia y hambre de público comercial, palomitero e imberbe, todo un espectáculo para pasar el rato.
“Cry Wolf” retoma la imagen perturbadora y amenazante del adolescente, aquel aspecto comercial que intenta la identificación con su público poco exigente al momento de ver una secuencia de escenas sin mucho calado; la historia que habla acerca de un grupo de jóvenes que se hacen llamar “El club de los mentirosos”, entre el lío estudiantil y el intento de escapar de aquel tedio escolar, los chicos se reúnen para jugar a las mentiras, cual colegialas con mini faldas y grandes calcetas, o chicos con corbatita y todo lo más mono dentro de la sui géneris de padres que intentan deshacerse de sus hijos mandándolos a cualquier internado muy, muy lejos de ellos. Ahora claro que la juventud necesita divertirse y que mejor que inventar las típicas historias de terror dentro del instituto con grandes territorios todos proclives a algún asesinato.
Con el tan característico y obligado corte de filmes tales como la saga de “Scream”, “Caramelo asesino”, la sarta de leyendas urbanas, “Rumores que matan”, “Crueles intenciones”, “Se lo que hicisteis el último verano”, todos y cada uno con sus rasgos predecibles y un poco rescatables son los que nos hacen proclamar como espectadores –sabemos lo haréis con su próxima producción-, sin embargo aún así vamos cual momias a ver producciones que sabemos serán predecibles y olvidables.
Sin embargo hay algo existente en este producto que después de su visionado te deja con satisfacción, esto no será por su tan esteriotipado ambiente y lo plano que puede llegar a ser su guión, sino por la incertidumbre que despeja con algunas de sus escenas, pues a pesar de que nuestra pupila ya se encuentra más que amaestrada, entrenada y preparada para descubrir los supuestos secretos que esconden este tipo de filmes, esta cinta logra engañarnos en más de una ocasión a pesar de sus muy predecibles intenciones.
El concepto principal de la cinta del cual se desencadena toda la trama es la mentira, algo que me atrae, nada mejor para una película adolescente que un libreto tramposo y rebuscado, exigiendo la atención de su público, una típica cinta para ver en el sofá el viernes por la noche.
Sin embargo sabe como mezclar el suspense y la ironía, así como la mordacidad de sus personajes, el director, como muchos otros, se esfuerza en recalcar la conducta destructiva del adolescente, más allá de lo terrorífico que presupone principalmente, yo le he visto como una cinta que muestra las aptitudes comunes que se llevan acabo en un instituto privado, entre estas también el asesinato.
Como de costumbre el reparto esta repleto de actores inexpertos, neonatos en este apartado de la actuación, no obstante la excepción es Lindy Booth, si acaso no la recuerdan es aquella primera víctima en “Km. 666”, claro que esta aclaración no sirve de nada, pero es necesario resaltar que ahora en esta producción brinda una actuación muy destacadita, esperemos nuevos trabajos de su parte.
Para finalizar poco más de hora y media brinda esta cinta de suspense, terror y el cotilleo estudiantil. Cuidado con eso de jugar damas chinas mientras otros juegan ajedrez.
Lucio Rogelio Avila Moreno
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