CUATRO MINUTOS (2006)
Dirección: Chris Kraus.
Intérpretes: Monica Bleibtreu, Hannah Herzsprung, Sven Pippig, Richy Muller.
En un presidio para mujeres, una veterana enfermera que asistió a los
heridos durante el asedio de las tropas aliadas, Traude Krüger (Monica
Bleibtreu), se dedica a dar clases de piano a las reclusas que cumplen
condena.
Una de ellas, Jenny von Loeben (Hannah Herzsprung), llamará la atención de
la profesora por su talento musical.
Al calor y a rebufo de la aclamadísima “La vida de los otros” (2006),
presenta sus credenciales la película germana “Cuatro minutos”, dirigida y
escrita por Chris Kraus.
Si bien, no es del todo decepcionante el resultado, siempre hay que recelar
de los pícaros responsables de marketing de las productoras, cuando ponen el
cebo (bien mordido por el espectador) con un título anterior que está muy
por encima del publicitado y con el que no tiene nada que ver.
Efectivamente, “Cuatro minutos” narra la desequilibrada existencia de una
portentosa y genial joven cuando se pone a aporrear y a deslizar sus
machacados dedos sobre las teclas de un piano y su relación con una
melómana, avejentada y aventajada discípula del afamado director alemán
Furtwängler, y con un pasado sentimental bastante tormentoso.
Pero ya que los encargados de lanzar el producto, aluden a “La vida de los
otros”, compárese, pues, una y otra.
Mientras que en “Cuatro minutos” se asiste a un duelo continuo entre docente
cuadriculada y pupila descarriada, su precedente ofrece una más rica
colección de personajes secundarios que tienen su peso específico en la
trama; segundo, aquélla tampoco aporta una dosis de suspense que exhibía
ésta última (y ello suele ser un caramelito para el respetable); y,
finalmente, la inteligente estrategia de colocar el punto de vista del que
paga la entrada (leáse, doctrina Hitchcock), en la persona del antaño
funcionario ejemplar del sistema comunista alemán, no lo tiene el guión
elaborado por Kraus.
Por remachar la comparación, siempre odiosa, la coda de “Cuatro minutos”
traducida en la descarga de adrenalina de la protagonista y el
desproporcional despliegue policial, también es superada por el sobrio y
sutil cierre de “La vida de los otros”.
Alberto Alcázar