DESACUERDO PERFECTO (2006)
Dirección: Antoine de Caunes.
Intérpretes: Charlotte Rampling, Jean Rochefort, Isabelle Nanty, Ian Richardson.
Una pareja se reencuentra muchos años después de su ruptura a la vez que rememora tiempos pasados cuando ella, Alice d’Abanville (Charlotte Ramplin), era una actriz famosa, y él, Louis Ruinard (Jean Rochefort), un director de prestigio.
Alice, que está ensayando una obra teatral de Shakespeare, tiene que entregarle en Londres un premio cinematográfico a Louis, quien ahora se dedica a filmar comedias frívolas.
Comedia romántica de reencuentro amoroso en la madurez con el protagonismo de Charlotte Rampling y Jean Rochefort, pareja que vuelve a vincularse treinta años después de su turbia relación (en la ficción, claro) durante los años 70 (yéndonos a tal década Charlotte consiguió la fama internacional por su protagonismo en “Portero de noche” y Rochefort fue un actor visto en títulos como “El relojero de Saint Paul” o “El gran rubio con un zapato negro”).
Antoine de Caunes escribe y dirige esta historia de amor con trama de chicha y nabo, ambientes selectos y personajes planos.
Su base de comedia se inicia con una ligera batalla de sexos de mínima introducción con personajes acomodados y orgullosos, alternando el ambiente urbano londinense con estancias lujosas de campiña señorial inglesa. La capacidad medida en los gestos de Rochefort y la elegancia de Charlotte Rampling permiten contemplar con placidez estos primeros tramos.
Con posterioridad, y aunque con gratas interpretaciones de sus intérpretes principales, no termina de convencer la pobreza de su planteamiento, la falta de impulso cómico en su ritmo, la pretensión de pintoresquismo en algunos caracteres afectados, las situaciones humorísticas (la gran cena final con el hortera-cazador tiene pretensiones de alta comedia y se queda en un cúmulo de forzados e insulsos chistes, por no hablar del recurso facilón del perro testigo del enredo que sólo aporta bagatelas), o los aspectos dramático-románticos con variantes demasiado atropelladas en su orientación final optimista. No le falta el tópico parloteo de cama con ansias de profundidad, el toque sentimental de tono resignado (preludio de tiempos mejores), o las citas culturetas.
Algún afán satírico en torno al mundo del cine y las ínfulas artísticas, aspecto que podría elevar su desaborida propuesta, se queda también en simplonas caricaturas sin desarrollo ni incisión. Una nadería.