• Por Antonio Méndez

drive-my-car-poster-sinopsisDirección: Ryusuke Hamaguchi.
Intérpretes: Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Masaki Okada, Reika Kirishima.

Con guión de Ryusuke Hamaguchi (“La Mujer Del Espía”) y Takamasa Oe.

Sinopsis

El actor y director teatral Yusuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima), tras perder hace dos años a su mujer, Oto (Reika Kirishima), víctima de un derrame cerebral, es contratado para dirigir una adaptación en Hiroshima de la obra teatral “Tío Vania” de Anton Chejov.
Los productores le piden que su coche, un Saab 900 rojo, sea conducido por una chófer, la joven Misaki Watari (Toko Miura), cosa que acepta tras comprobar su habilidad en la conducción.
Poco a poco, se estrecha una relación de amistad entre ambos al tiempo que se producen los ensayos, en los que participa Koji Takatsuki (Masaki Okada), un famoso actor que fue amante de su mujer.

Crítica




Mezcla de drama psicológico y road movie que se inspira en un cuento de Haruki Murakami (“Drive My Car”, título tomado de una canción de los Beatles al igual que su “Norwegian Wood”) encontrado en el libro “Hombres Sin Mujeres”.

No solo Ryusuke Hamaguchi se inspira en el cuento “Drive My Car”, en donde, cambiando cosas, toma el grueso de la historia, sino también en “Sherezade”, cuento con vínculo sexo-relato y lamprea incluida.

drive-my-car-critica-reviewLa película, de tres horas de duración, se inicia con un largo prólogo antes de que la trama se asiente en la ciudad de Hiroshima.

En ese comienzo se crea lo que se indicó antes y lo que es la ligación clave del film: sexo con historias ideadas por la esposa del protagonista, un escape singular que fusiona coito, amor y literatura, reflejada tanto en guiones para televisión como en el teatro, en principio el “Esperando a Godot” de Samuel Beckett.

Pronto también conocemos el automóvil de Kafuku, un Saab rojo antiguo que trata con cuidado.
Es su escenario de evasión en tránsito, de ensayo, de reflexión en soledad.

Ese escenario será “violado” para compartir espacio los dos caracteres protagonistas, en apariencia estoicos, en el fondo alienados por el sentimiento de culpa, por los recuerdos.



Como macguffin se utiliza un ensayo multilingüe del “Tío Vania” de Anton Chejov, obra que significa la carga trágica de emociones del presente y del pasado en una representación de ficción.

Esta representación sirve para vincular a unos protagonistas lacónicos que, poco a poco, van desnudando sus fragilidades, sus sentimientos, sus traumas.

La película, demasiado extensa, se conduce con estilo, con tacto y equilibrio para captar emociones, pero estas no terminan de arrebatar.

Posee un armazón intelectual de cierta originalidad, pero la trascendencia de la relación central, revelada como catarsis para el disfrute de la vida en una existencia dura, llena de altibajos, es menor de lo esperado.

Los personajes, en una confesión in crescendo, redundan demasiado sus motivos de tragedia y aceptación sin aportar demasiado más; y los conflictos se resuelven de forma previsible.

Puntuación

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