EDMOND (2005)
Dirección: Stuart Gordon.
Intérpretes: Wiliam H. Macy, Julia Stiles, Joe Mantegna, Denise Richards.
La vida gris y monótona de Edmond Burke (William H. Macy) provoca la ruptura
de su matrimonio y, más tarde, y como consecuencia del consejo de un
extraño, la entrada en un torbellino de sexo y violencia que finalizará en
un desagradable episodio en la noche urbana.
Quizá la presencia de David Mamet como responsable del guión, o la de
intérpretes de su repertorio y de calidad indiscutible como Joe Mantegna,
Rebeca Pidgeon o el propio William H. Macy, debería haber elevado la
categoría de esta obra, dirigida por el no menos eficiente Stuart Gordon.
Sin embargo, el argumento tan manido en el séptimo arte de “individuo normal que se desespera descendiendo irremediablemente al averno”
(“Taxi driver” (1976), “Un día de furia” (1993), “Una historia de violencia”
(2005)), hace que el producto final pierda originalidad, en perjuicio de
algunos diálogos mametianos aderezados de un identificable humor negro que
mantienen a la película en un nivel más que aceptable.
Por otro lado, el papel de absoluto protagonista de Macy (presente
prácticamente en todas las secuencias, en coherencia con el título) se
asemeja considerablemente al que interpretara en la inquietante “Fargo”
(1996), aquel ingenuo vendedor de coches que se mete en un berenjenal en el
que nunca hubiera deseado entrar.
Así pues, una cinta en la que se pueden encontrar elementos propios del cine
de Tarantino, Scorsese (“¡Jo, qué noche” (1985)) y, por supuesto, de los
Coen; descripción de un mundo nocturno impregnado de personajes decadentes
que sobreviven del chantaje, el engaño o la fuerza física que infligen sobre
pobres almas en suplicio.
A resaltar la genial paradoja que es incluida en la trama, resultante de la
confrontación, por un lado, de la conversación racial que mantiene Mantegna
con nuestro ínclito Edmond en la barra de un bar y, por el otro, del
“romántico” broche final con el que se cierra el filme.
Alberto Alcázar
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