• Por AlohaCriticón

amor aire poster criticaDirección: Baz Luhrmann.
Intérpretes: Paul Mercurio, Tara Morice, Bill Hunter, Barry Otto.


Desde que tenía seis años, Scott (Paul Mercurio) se ha estado preparando para el Campeonato de la Federación Australiana de Bailes de Salón.
En la semifinal improvisa unos pasos que van contra las estrictas reglas del organismo, y es descalificado y abandonado por su pareja.
Sin embargo, en la escuela de danza de su madre conoce a Fran (Tara Morice), una chica de origen español que, a pesar de ser tímida y poco agraciada, le convence para que la tome como pareja. Juntos, estos dos brillantes pero incomprendidos bailarines, revolucionarán y cambiarán esta disciplina, mostrando al jurado su estilo propio.




Las dos últimas producciones de Baz Luhrmann – “Romeo + Julieta” y “Moulin Rouge” – resultaron una revelación.

En cambio la anterior, su ópera prima “El Amor Está En El Aire”, basada en el musical australiano del mismo nombre, pasó sin pena ni gloria por las pantallas de medio mundo y su fama se extinguió casi sin haberse iniciado, quedando relegada inmediatamente a sesiones televisivas de madrugada que muy pocos tenemos la paciencia de esperar.

Y todo eso a pesar de que en este film, modesto y con actores semidesconocidos, se prefiguran ya las immensas posibilidades que la posterior filmografia de Luhrmann se encargaría de mostrar.

Es decir: grandes dosis de imaginación, originalidad y frescura para convertir esas historias de amor vistas ya tantas veces en algo nuevo, diferente y que sorprende en todos los sentidos.




Así, con un guión brillante y un gran despliegue de fantasia visual, la historia de amor entre la chica pobre y el chico rico a través del baile – con un objetivo similar al de “Fiebre del Sábado Noche”, ganar un concurso, pero con un planteamiento completamente distinto – se convierte en un caleidoscopio de colores e imágenes sugerentes que traviesan la pantalla a todo ritmo y sin pausa, merced a un montaje demasiado frenético y desestructurado, prefiguración de ciertas escenas de Moulin Rouge.

Desgraciadamente para el espectador, esta desestructuración conlleva una fragmentación excesiva del argumento y comporta poca atención a las peculiaridades de cada uno de los personajes, truncando algunas de las posibilidades de desarrollo de un tema que peca de convencional y de un experimento visual que quizás fuera demasiado extremista para la época en que se rodó.

En todo caso, una obra imprescindible para cualquiera que pretenda conocer la carrera de Luhrmann desde sus orígenes, ya que en ella se diseñan los hilos que moverán todo el resto de su filmografia hasta hoy.

Eva Pesquera

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