• Por AlohaCriticón

EL CLAN DE LOS IRLANDESES (1990)

Dirección: Phil Joanou.

Intérpretes: Sean Penn, Ed Harris, Gary Oldman, Robin Wright Penn.

Terry Noonan (Sean Penn), un policía de incógnito, regresa después de varios años de ausencia al Hell’s Kitchen de Nueva York.Por mediación de su amigo Jackie Flannery (Gary Oldman), Terry se introducirá en un grupo criminal irlandés liderado por Frankie (Ed Harris), el hermano de Jackie.

El clan de los irlandeses o Estado de Gracia (State of Grace) cumple con

creces las espectativas del género de cine negro. El trío de actores

Sean Penn, Gary Oldman y Ed Harris dirigidos por Phil Joanou muestran en

todo momento un escenario de constantes incógnitas sobre la trama

irlandesa y su final. Poco a poco el film va descubriendo a Terry

Noonan, un policía que en un momento de su pasado decide huir de la

miseria criminal en la que estaba envuelto para regresar y formar parte

de una banda de mafiosos capitaneados por Harris, hermano de Oldman.

Posiblemente uno de los mejores trabajos del que en su día encarnaría a

Drácula. Mafioso borracho y de vuelta de todo, agresivo, impulsivo,

asesino, amigo incondicional de sus amigos. Sin inmutarse decide

arreglar cuentas con una banda rival italiana debido a la muerte

imprevista de su mejor amigo, algo que desencadena una trama en la que

el jefe de la banda, su hermano, está involucrado. La tercera hermana

intenta alejarse de ese mundo y su pasado ligado al del policía hace que

juegue un papel fundamental en su estado emocional.

Constantemente se juega entre la nostalgia de lo que pasó y la nueva

situación vivida, negocios oscuros mezclados con la lealtad de los

matones, alianzas entre bandas, dobles juegos. La película no deja de

sorprender por su excelente guión, el ambiente de la cocina del infierno

se mezcla con la de los bares de barras infinitas. Violencia en su

medida, argumento de lujo, ritmo adecuado e interpretaciones geniales

hacen que sea una pequeña joya del cine negro actual.

El choque de sensaciones entre su vida de policía y los recuerdos que

afloran con su nueva experiencia hacen que se cuestione la idea de la

posesión de un estado de gracia, en el que se plantea la identidad de

cada persona, lo que fuimos y lo que conseguimos ser. Determinadas

decisiones a lo largo de nuestra vida hacen que diverjan en miles de

alternativas nuestro destino, Sean Penn representa en cierta forma el

choque entre un pasado turbulento pero con sensaciones profundas y un

presente estable y acomodado. Nuevas experiencias intentan establecer un

espíritu que en tiempos quizá cada uno deseó.

Posiblemente sea el final de State of Grace la respuesta que desearíamos

tomar cada uno de nosotros, sin embargo el precio que se paga es

demasiado alto, solo digno para héroes.

Burt Way

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