Dirección: John Farrow.
Intérpretes: Ray Milland, Hedy Lamarr, MacDonald Carey, Mona Freeman.
Con guión de Jonathan Latimer (“El Reloj Asesino”).
Sinopsis
Johnny Carter (Ray Milland) tiene un espectáculo de vodevil en el que se gana la vida tras la Guerra De Secesión de manera ambulante como tirador.
Un día recibe la visita de tres exsoldados confederados que creen reconocer en él a su coronel Desmond.
Carter lo niega.
Los exsoldados le piden ayuda para proteger su trabajo en las minas en Coppertown, un lugar en donde los sureños que lucharon con los confederados son maltratados.
En Coppertown vive Lisa Roselle (Hedy Lamarr), una mujer de Nueva Orleans que parece estar tras este maltrato.
Crítica
Después de las cintas negras “El Reloj Asesino” y “Alias Nick Beal”, el director John Farrow y el guionista Jonathan Latimer volvieron a colaborar en la Paramount con Ray Milland en un contexto muy diferente: el salvaje Oeste tras la Guerra Civil de los Estados Unidos.
La cinta es menor pero se deja ver.
Ray, con falsa identidad y buenas dosis de ironía y cinismo, se enfrenta a los matasietes del lugar encabezados por MacDonald Carey.
También tiene tiempo para flirtear con Hedy Lamarr en el típico y forzado aspecto romántico.
Enamoramiento rápido y previsible, aquí con redención incluida.
No faltan tampoco secundarios graciosos, con gag recurrente con burro, y parejas B, como la formada por el fordiano Harry Carey Jr y la atractiva rubia Mona Freeman.
Es un film en Technicolor con el buen propósito de reconciliación y con suficientes variantes en su historia como para no aburrir.
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