Dirección: Scott Derrickson.
Intérpretes: Laura Linney, Tom Wilkinson, Jennifer Carpenter, Campbell Scott.
Basada en un hecho real. Con guión de Paul Harris Boardman (“Condenados”, “Hellraiser: Inferno”) y Scott Derrickson (“Sinister”, “Tierra De Abundancia”).
La película aborda el juicio del Padre Moore (Tom Wilkinson), sacerdote acusado de negligencia tras la muerte de la joven Emily Rose (Jennifer Carpenter), cuya posesión demoníaca fue reconocida oficialmente por la Iglesia católica. La abogada Erin Bruner (Laura Linney) fue la encargada de defender al exorcista Moore.
La historia auténtica de la (presuntamente) posesa alemana Anneliese Michel (americanizada en la pantalla como Emily Rose), es la base de esta película que mezcla el terror de escasa intensidad -ayudado por la eficiente caracterización de Jennifer Carpenter- y el drama judicial de corte televisivo, para ofertar un formulismo de tópicos exorcistas con un desarrollo sustentando en el proceso legal que en los años 70 sufrieron los implicados en el exorcismo por la posesión (tachados por los médicos los síntomas de la tal posesión como epilepsia), acusados de homicio por negligencia y personificados en Tom Wilkinson como el sacerdote Moore.
Con guión de Paul Harris Boardman y el propio director, Scott Derrickson, la mixtura de géneros tan dispares no termina de funcionar del todo a pesar de que está revestida con un sugestivo tono sombrío.
El conflicto procesal que encuentra dispares y contradictorias (siempre superfluas) ideologías en torno a la fe, la duda y la creencia (con la abogada y el fiscal en papeles invertidos en esencia a sus credos o no-credos), genera una serie de flashbacks que siguen la vinculación demoníaca de la estudiante católica Emily, expuesta con el el efectismo esperado en un cúmulo de convulsiones físicas, alaridos, animales excitados, e imaginería religiosa.
El resultado, ambigüo y ligero (en algunos momentos inconscientemente cómico) en la exposición intelectual de Derrickson, y con una factura-concepto de “Estrenos TV”, tiene un mínimo interés pero está a años luz de “El Exorcista”, sin duda alguna una de las películas más terroríficas de la historia del cine.
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