EL NIÑO DE MARTE (2007)
Dirección: Menno Meyjes.
Intérpretes: John Cusack, Bobby Coleman, Amanda Peet, Joan Cusack.
David (John Cusack), un escritor viudo de ciencia-ficción, decide adoptar a un niño (Bobby Coleman) que afirma provenir de Marte.
Esta particularidad en el niño, junto a otros asuntos de carácter personal y profesional, cambiarán la vida del novelista.
El holandés Menno Meyjes, director encargado de llevar a la pantalla la (todavía ignota) vida cinematográfica del torero “Manolete”, adaptó en esta película una novela de David Gerrold que narra el encuentro entre un escritor de fantasía y ciencia-ficción y un excéntrico niño que dice ser nativo del planeta Marte.
El resultado de tal encuentro pretende encandilar al espectador con su tono agridulce-sentimental de conexión mágica entre dos seres especiales, viendo el escritor, afligido por la pérdida de su fallecida esposa, reflejada en la situación del chaval su propia infancia inadaptada con evasión a través de un mundo imaginario propio.
La trama aviva de vez en cuando la extrañeza del asunto al jugar sus hacedores la baza de mostrarse ambiguos con la naturaleza real del muchacho… ¿Será este niño seriote con gafas de sol y querencia por la Polaroid verdaderamente de Marte, o su presencia es una metáfora del destino de ser especial y desplazado en un mundo ramplón y despreocupado?
Realmente importa bien poco, porque el desarrollo de este melodrama con relación paterno-filial carece de enfoque, y los diálogos bordean el ridículo más que la profundidad que buscan.
Todo se revela demasiado plúmbeo, forzado y previsible.
Nada hacen por sublimar los acontecimientos las sosas interpretaciones de los protagonistas, ni tampoco las aportaciones secundarias de la propia hermana de Joan Cusack, (hermana en la ficción y hermana en la realidad de John Cusack), de Oliver Platt, de Amanda Peet o de Anjelica Huston, en personajes rutinarios y/o sobrantes.
Este insípido remedo de los aspectos más lacrimosos-familiares de Steven Spielberg (en varios aspectos hay trazas claras de “E. T.” cuando no de “Inteligencia artificial”) posee pasajes animosos en plan pseudovideoclip, haciendo sonar el “Mr. Blue” de la ELO o el “Satellite” de los Guster. Bueno… Por lo menos se escuchan un par de buenas melodías pop.
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