• Por Marta Canacci

el-practicante-2020-cartel-netflixDirección: Carles Torras.
Intérpretes: Mario Casas, Déborah François, Guillermo Pfening, Celso Bugallo.

Con guión de David Desola (“El Hoyo”), Hèctor Fernández Vicens (“El Cadáver De Anna Fritz”) y Carles Torras (“Callback”).

Sinopsis

Ángel Hernández (Mario Casas) es un trabajador de ambulancia con problemas de fertilidad.
Tras sufrir un accidente que le deja en silla de ruedas, Ángel comienza a obsesionarse con una posible infidelidad de su pareja, Vanessa (Déborah François), teleoperadora que estudia Veterinaria a la que espía con una aplicación hacker en su móvil.

Crítica




elpracticante-review-fotos-sinopsisThriller en torno a la figura de un ser retorcido.
La fotografía es sombría, en tonos grises, pardos. La mayor parte de las escenas ocurren en el interior de la vivienda o durante la noche con un ritmo adecuado en la narración; la escenografía es correcta y la banda sonora ayuda también a crear una atmósfera turbia, con sonidos de cuerdas penetrantes y el irónico contrapunto de ‘Un Sorbito De Champán’, clásico pop de Los Brincos.

La actuación de Mario Casas, como el protagonista Ángel, sorprende para bien respecto a películas anteriores, mejorando la vocalización, resultando creíble y, sobre todo, habiendo un buen trabajo a nivel postural, físico.
Deborah François también está correcta interpretando a Vanesa.




el-practicante-mario-casas-critica-fotosA partir del primer acto de la película, y especialmente en la parte final, la trama se vuelve rocambolesca y previsible. A poco que te cuestiones las motivaciones no resultan demasiado creíbles, líneas argumentales que intentan enlazar los celos a convertirse en un asesino en serie… todo para ensalzar y justificar al protagonista, pero sin profundizar en su psicología, llevando a cabo acciones impensables y poco creíbles, de forma que resulta difícil empatizar con los personajes.

En la primera mitad se muestra bien el germen de un ser perverso, una primera mitad inquietante que juega con la ambigüedad de un protagonista por el que se debería sentir piedad por su discapacidad física pero que tiene una mente perversa.
En la segunda mitad de la película, con ecos del “Átame” de Pedro Almodóvar, todo se viene abajo.
Resulta más convencional, menos interesante, plenamente transformado en un ‘psycho-killer’ con jeringuillas de morfina y anestesia epidural.
Los personajes tienen potencial, están bien interpretados, pero falla el guión.

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Mario Casas
Déborah François