Dirección: Otto Preminger.
Intérpretes: Carol Lynley, Laurence Olivier, Keir Dullea, Noel Coward.
Con guión de John Mortimer (“El Precio De La Muerte”) y Penelope Mortimer (“Aquel Inolvidable Verano”).
Sinopsis
Ann Lake (Carol Lynley), madre soltera, acaba de llegar a Londres desde los Estados Unidos. En plena mudanza, Ann va a buscar a su hija Bunny al colegio pero Bunny no aparece. Desesperada, intenta encontrarla con la ayuda de su hermano Steven (Keir Dullea) y de la policía, con la investigación dirigida por el comisario Newhouse (Laurence Olivier), quien sospecha que Bunny no es más que la extensión de la amiga imaginaria de Ann en su niñez.
Crítica
Misterio psicológico dirigido por Otto Preminger que llevó a la gran pantalla, de forma libre, una novela escrita por Evelyn Pipe, seudónimo de Marryam Modell.
El film, con influencias de los thrillers de Alfred Hitchcock, se maneja con ambigüedad, con paranoia, en la intriga y el suspense, convirtiendo la búsqueda durante un día de la niña del título en un ejercicio casi de pesadilla, kafkiano, por parte de una estupenda Carol Lynley, acompañada por Laurence Olivier en otra plausible interpretación.
En la intriga, con canciones del grupo The Zombies, se introducen, a modo de sospechosos en un whodunit, a personajes excéntricos, como Noel Coward interpretando al casero de Carol, o Martita Hunt como enigmática deponente de las fantasías infantiles.
También es destacado el uso de interiores para enturbiar la trama, en especial la estancia con muñecas, con un gran trabajo fotográfico en blanco y negro de Denys Coop.
Lo más flojo de la película es su resolución. Excesivamente largo el clímax, redundante, forzado e incoherente en su ánimo freudiano con actitudes y motivos previos.
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