• Por AlohaCriticón

EL TORREÓN (1983)

Dirección: Michael Mann.

Intérpretes: Scott Glenn, Alberta Watson, Jurgen Prochnow, Gabriel Byrne.

Año 1941. Un grupo de soldados alemanes debe vigilar un paso de montaña en Los Cárpatos. Estos se refugian en una antigua fortaleza que hay junto a un pequeño pueblo, pero liberarán por accidente un mal sobrenatural que se extenderá por el torreón. Pronto comienzan a aparecer soldados muertos, y el capitán Woermann, al no encontrar una explicación para lo que ocurre, pide el traslado para sus hombres, pero le es denegado.

Publicitada erróneamente como una película de terror, se trata de la única incursión de Mann en el cine fantástico.

Audiovisualmente es una obra maestra, con un estilo onírico aportado por la dirección, una fotografía excelente que saca el mayor partido a las luces y sombras, un estupendo diseño de producción, unos efectos visuales repletos de luces y nieblas, y una banda sonora de música electrónica del grupo alemán Tangerine Dream que, si bien parece inadecuada, termina de conformar el conjunto de una ambientación tan extraña como atractiva y absorbente.

El estilo y el ritmo narrativo son extraños e irregulares, lo que no se ve favorecido por numerosos cortes de metraje, que redujeron la duración de la película prácticamente a la mitad.

El resultado es una narración bizarra, a veces fascinante y a veces pesada por divagar demasiado sin centrarse en una línea argumental concreta e ir encadenando unos temas con otros. Al principio es una historia de terror (soldados alemanes contra terror sobrenatural), después se abandona al personaje de Prochnow y la historia se centra en el de Ian McKellen (y su extraña relación con el monstruo del torreón, lo que le da a la película un tono más intelectual), y por último se desarrolla el romance entre los personajes de Scott Glen y Alberta Watson, fuera de lo común y plasmado con un aire fascinador, por tratarse de un romance entre un ser mortal y uno sobrenatural y enigmático.

Los actores, gracias a unas eficientes líneas del guión y a su propio talento, logran dar profundidad emocional a sus personajes, pero por desgracia la película tampoco se centra en un personaje concreto.

Además, nunca se da una explicación, ni siquiera mitológica para los hechos sobrenaturales que ocurren en la historia, ni tampoco están demasiado claras las moralejas contenidas en el guión y el argumento, y por ello la película parece incompleta de alguna manera.

El resultado final es un galimatías que es rico y fascinante en sí mismo, y que, según los gustos, puede parecer una bazofia o, como en mi caso, una pequeña joya, con sus defectos pero rica e inigualable. Pablo Lucas García

Enlaces

Michael Mann

Gabriel Byrne

Ian McKellen

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