Dirección: Edward Zwick.
Intérpretes: Tom Cruise, Ken Watanabe, Billy Connolly, Tony Goldwyn.
Con guión de Marshall Herskovitz (“Amor y Otras Drogas”), John Logan (“Gladiator”, “Simbad: La Leyenda De Los Siete Mares”) y Edward Zwick (“Resistencia”, “Estado De Sitio”). Con producción de Tom Cruise.
Sinopsis
Nathan Algren (Tom Cruise) es un militar americano marcado por su pasado e inmerso en un presente desvalorizado.
Tras recibir la oferta del emperador japonés para modernizar su ejército con métodos occidentales que minimicen la trascendencia de los samuráis, Algren se traslada al país nipón en donde será capturado por los samuráis, entablando una relación con su líder (Ken Watanabe), con quien aprenderá sus enraizados códigos de honor y lealtad.
Crítica
Historia de nobleza y honor, de tradiciones, de choque y encuentro cultural con ínfulas épicas, diálogos enfáticos y extrema ponderación heroica de su personaje principal.
Todo para mayor gloria de su protagonista (y productor) estelar: Tom Cruise.
El encomio excesivo sobre el personaje central, cuyas acciones a lo largo de la historia, sean las que sean, no parecen variar la disposición predeterminada de redención y su esforzada inmersión cultural con los samuráis.
El trabajo de producción que recrea de manera estupenda el Japón de la época (fenomenal trabajo del fotógrafo John Toll) y la puesta en escena de Edward Zwick (brillante en las escenas de lucha), son los puntos significados de un título con tratamiento ligero e idealizado sobre los temas y aspectos socioculturales expuestos, el convencionalismo de un guión poblado de clichés (con reminiscencias del “Bailando Con Lobos” de Kevin Costner) y la sombra del gran director japonés Akira Kurosawa, conformando un film de mediano interés en su historia y de innegable poderío visual, aunque este valor estético a estas alturas de la historia cinematográfica y con el alto presupuesto manejado escaso mérito tiene.
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