ENCUENTRO EN LA NOCHE (1952)
Dirección: Fritz Lang.
Intérpretes: Barbara Stanwyck, Paul Douglas, Robert Ryan, Marilyn Monroe.
Mae (Barbara Stanwyck) regresa a la casa de su familia en un pueblo
dedicado a la industria pesquera después de haberse ausentado durante
diez años. Con su vuelta, Mae, con problemas emocionales, intentará
rehacer su vida con Jerry (Paul Douglas), el capitán de un pesquero. Mae y
Jerry vivirán una época muy feliz, fruto de la cual nacerá una hija. Pero la
aparición de Earl (Robert Ryan), amigo de Jerry, hará que la familia pase
por una situación crítica.
“Encuentro en la noche” o “Tempestad de pasiones”, como también se ha
conocido esta sólida película de Fritz Lang, es una versión cinematográfica
escrita por Alfred Hayes de la obra teatral ideada por Clifford Odets. En el
mismo año de producción de “Encubridora”, Lang dirige este tormentoso
drama enclavado en Monterrey.
Con unas magníficas imágenes en formato documental de una flota
pesquera y de una factoría conservera, conseguidas por Lang y su
brillante operador Nicholas Musuraca, se inicia un relato sentimental a tres
bandas, que dos años después repetiría el director alemán de un modo
similar en “Deseos humanos” con Glenn Ford, Gloria Grahame y Broderick
Crawford, mediante la adaptación de la novela de Zola, “La bestia humana”.
“Vuelves a casa cuando ya no tienes otro sitio”, le suelta Barbara
Stanwyck con la mirada un tanto perdida a Marilyn. El retorno de Mae al
hogar familiar supone un intento de cicatrizar viejas heridas y estabilizar
definitivamente su situación emocional. La tensión dramática que consigue
Lang a partir de la llegada de Mae es perfecta y continúa latente durante
todo el relato con los distintos personajes al borde del desquiciamiento.
No obstante, lo mejor de “Encuentro en la noche” son unos diálogos
explosivos que, desgraciadamente, se echan de menos en el cine más
reciente, salvando los guiones de David Mamet.
En este sentido nos podemos encontrar con los siguientes impactos
verbales: la Stanwyck pregunta a Robert Ryan: “No le gustan las mujeres,
¿verdad?”. Atención a la respuesta del viril intérprete: “Coja seis mujeres,
la mía incluida y tírelas al aire. La que se queda pegada al techo es la que
me gusta.”
O bien, cuando Ryan se permite opinar sobre el emparejamiento de Douglas
con Stanwyck: “Jerry es la sal de la tierra, pero no el condimento
adecuado para ti.” Stanwyck interroga: “¿Qué clase de condimento
necesito?”. Ahí va el réspice de Ryan: “Tú eres como yo. Unas gotas de
tabasco o la carne queda sosa.”
Para terminar hagámoslo con una frase lapidaria salida de la boca de
Barbara Stanwyck, una de las actrices más magnéticas e inquietantes que
ha dado el séptimo arte: “Si volviera a amar a un hombre le aguantaría
todo. Podría hacerse un collar con mis dientes.”
Alberto Alcázar
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