Dirección: Mike Cahill.
Intérpretes: Salma Hayek, Owen Wilson, Madeline Zima, Nesta Cooper.
Con guión de Mike Cahill (“Orígenes”).
Sinopsis
Greg Wittle (Owen Wilson), un hombre recién divorciado, mata de forma accidental a su jefe tras ser despedido.
Poco después conoce a Isabel (Salma Hayek), quien afirma que están viviendo una realidad virtual oscura, existiendo de forma paralela un mundo utópico, feliz.
Crítica
Película que mezcla la ciencia ficción, el drama romántico, drogas y distopía… preguntas metafísicas en un mundo difícil de entender, una historia incongruente.
La pareja protagonista carece de química.
Owen Wilson, en el papel de Greg Wittle, un oficinista confuso recién divorciado, y Salma Hayek en el papel de Isabel, una sin techo convencida que el mundo contaminado y destrozado que le rodea es una delirante simulación… ambos resultan poco creíbles… los secundarios poco aportan a la historia.
Después de conocer a Isabel, Greg se verá arrastrado por ella a explorar sus poderes y conocer una realidad más amplia de lo que inicialmente perciben los sentidos, con ayuda de unas píldoras.
La historia romántica entre los protagonistas es totalmente plana, así como la relación paterno-filial entre el personaje de Owen Wilson y su hija.
La narración es confusa, por momentos atropellada. En otras ocasiones se estanca en una trama inverosímil, insípida, que cae en incoherencias y resulta rocambolesca.
Lo que se podría llegar a plantear como una historia interesante, un juego entre lo que es real y lo que no, se transforma en una especie de intriga carente de emociones que juega al despiste, llena de lugares comunes que parece inspirada en “Matrix”.
El resultado es un pretencioso y soso planfleto existencialista
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