Dirección: Carlos Therón.
Intérpretes: Belén Rueda, Toni Acosta, Gracia Olayo, Emilio Gutiérrez Caba.
Con guión de Marta Buchaca (“El Juego De Las Llaves”) y Fernando Navarro (“Verónica”).
Sinopsis
Madrid, año 1998.
El Grupo Hepta, liderado por el Padre Pilón (Emilio Gutiérrez Caba), investiga fenómenos paranormales en la capital de España.
En la investigación de un suceso en una tienda de antigüedades, propiedad de Enrique (Ivan Massagué) y Marisa (Lorena López) el sacerdote es atacado y termina en el hospital.
Los otros miembros del Grupo Hepta, entre ellos la parapsicóloga y famosa locutora de radio Sagrario (Belén Rueda), un joven estudiante de Física de nombre Pablo (Óscar Ortuño), Paz (Gracia Olayo), experta en documentación audiovisual, y una vidente llamada Gloria (Toni Acosta), intentarán descubrir lo ocurrido.
Crítica
Inspirado por el Grupo Hepta del Padre Pilón, Carlos Therón creó esta aventura paranormal con el protagonismo de tres mujeres de mediana edad interpretadas por Belén Rueda, Toni Acosta y Gracia Olaya… las fenómenas.
La historia introduce a los personajes con trazos ligeros en su día a día marcado por contextos de distinta índole… la locutora célebre traumada por su marido muerto que vio en lo sobrenatural un escape a su trauma, la vidente intentando ligar mediante una agencia matrimonial, la madre con el hogar revolucionado por los hijos.
Tal contexto de realidad contrasta con lo sobrenatural de sus pesquisas.
Escenarios de noche y lluvia conforman una atmósfera de misterio sombrío que utiliza el humor para suavizar los efectos poltergeist.
En principio, la película parecía optar por la parodia, manejando bien recursos en puesta escena del suspense, motivos de terror en casa encantada con trabajo en equipo y una reunión coral de personajes.
No tiene demasiada gracia, pero este comienzo se deja ver por la amena fusión de géneros con la intriga todavía por desenvolver, algún logrado golpe cómico disonante y una correcta ambientación.
Encima suena la estupenda canción 70s de Jim Croce, “Time In A Bottle”.
Sin embargo, el progreso de la trama, casi toda ella transcurriendo en una tienda de antigüedades, y ya con el trío femenino como eje tras la salida de otros personajes, se pierde en consecuencias de posesión que diluyen el humor en manidas situaciones de gritos y apuros nerviosos, poco creíbles, y con efectos más dramáticos que de terror.
La película se conoce también como:
“Phenomena”
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