• Por AlohaCriticón

FIRST SNOW (LA PRIMERA NEVADA) (2006)

Dirección: Mark Fergus.

Intérpretes: Guy Pearce, Piper Perabo, William Fichtner, J. K. Simmons.

La parada del agente comercial, Michael Starks (Guy Pearce), en un bar de carretera, será aprovechada para que un adivino le pronostique su porvenir, con un resultado ciertamente inquietante.

A medida que transcurre el tiempo y los hechos vaticinados se van sucediendo, la desesperación de Michael va en aumento.

Muy de vez en cuando, al acudir a ver una película estadounidense con la mente libre de prejuicios y con una actitud neutralizada frente a cualquier tipo de expectativas, una grata sorpresa puede esperar a la vuelta de la esquina.

Así es como debería afrontarse la sentada en una butaca, sin embargo, no suele acontecer de tal manera por culpa de los engañosos cañonazos de publicidad y el dudoso atractivo de ciertos intérpretes que, a fin de cuentas, no hacen sino cumplir por inercia con el lote de títulos que les caen por contrato.

Con “First snow”, al igual que sucediera con “Red Rock West” (1992), ocurre algo parecido a lo comentado: un filme no muy promocionado que entra en la cartelera sin hacer mucho ruido, prácticamente de puntillas, pero que deja un buen sabor de boca.

Partiendo, pues, de una disposición completamente aséptica, este primer largometraje de Mark Fergus, guionista de “Hijos de los hombres” (2006) junto con Hawk Ostby (también aquí firman ambos la narración), es una recomendable cinta a incluir dentro del subgénero que versa sobre el fatum.

Guy Pearce (para él hay un antes y un después de la rompedora “Memento” (2000)) protagoniza la angustiosa historia, dando vida a un personaje al límite que le sienta como un guante y es similar, en su desasosiego, al papel de Edmond O’Brien en “Con las horas contadas” (1949).

Pero quizá lo más conseguido por Fergus, con la ayuda de Pearce, sea esa transición de la seguridad cotidiana del individuo a la enloquecedora previsión de un futuro nefasto, llegando, una vez vencido el plazo del oscuro augurio del vidente, a un aterrizaje relajado de su estado de ánimo, justo en el momento en el que la voz en off concluye afirmando que los dioses deben reírse de los hombres cuando éstos creen que escriben su propio destino.

Alberto Alcázar

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Guy Pearce

Piper Perabo

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