• Por AlohaCriticón

fitzcarraldoDirección: Werner Herzog.
Intérpretes: Klaus Kinski, Claudia Cardinale, José Legwoy, Miguel Ángel Fuentes, Paul Hittscher.


Brian Sweeney Fitzgerald, “Fitzcarraldo” (Klaus Kinski), es un amante de la música y fanático del cantante Enrico Caruso. Su objetivo es la construcción de un edificio para interpretar ópera en la selva peruana.

Si se puede discutir que “Fitzcarraldo” sea la mejor película de Herzog, lo que también es un dato objetivo, es que ha sido su trabajo más laureado y reconocido (premio en Cannes).

En línea con su personal estilo, narra los aspectos más límites del ser humano de una forma poco comedida cinematográficamente, hasta el punto de hacerlos más merecedores de la ficción que de la representación histórica. El director alemán trabajando con las económicas, pero sacrificadas técnicas del documental, aprovecha esta característica, para enfatizar en un cine visualmente épico, incidiendo en el enfrentamiento del hombre y la naturaleza, ambos representados con sus más primitivas y salvajes peculiaridades.

La historia que narra el film, se remonta a la selva peruana de final del siglo diecinueve, donde el Dorado que buscaba don Lope de Aguirre, se había encontrado en forma de caucho, selva y mano de obra esclavizada.

En este entorno en el que se enriquecían los europeos más audaces, aparece la figura de Fitzcarraldo, un romántico o un trastornado, melómano y megalómano, un enamorado de la ópera y un fracasado en sus disparatados negocios, y burla de sus compatriotas triunfadores en la explotación de los recursos amazónicos.

Ante el continuo desprecio, Fitzcarraldo se propondrá construir en medio de la selva un gran teatro que traiga las más rutilantes estrellas del bel canto. Para conseguir los fondos, tendrá que recurrir, como sus compatriotas, a la explotación del caucho, pero ahora, ya ocupadas las mejores tierras, habrá de aventurarse en lugares vírgenes.
La tenacidad humana se enfrentará a la agresividad de la naturaleza, haciendo saltar, si es necesario, un barco por encima de una colina, para hacerlo pasar de un río a otro.




Pero el personaje de Fitzcarraldo entra dentro de la colección de antihéroes de Herzog, y sin ninguna opción, la naturaleza en un gesto de cruel ironía, demostrará que el hombre le vencerá en puntuales e increíbles batallas, pero que la victoria final estará siempre en su mano.

Aunque parezca un imposible, Herzog se inspira para contar su Fitzcarraldo en la historia real de un peruano llamado Isaías Fermín Fitzcarrald, que hizo pasar por primera vez su barco a través de la selva, para alcanzar Manaos.

La segunda vez, fue el propio Herzog, quien apasionado con sus métodos de trabajo documentalistas, rodó la historia físicamente, sin ningún trucaje. Convenciendo a toda una tribu indígena, peleando con su equipo, arruinándose, o provocando accidentes mortales.

Como paralelismo, si el director alemán consiguió rodar su épico film de una forma más épica todavía que la propia historia, el teatro de la ópera soñado por Isaías Fermín, todavía se levanta en medio de la selva, a modo de emblema del enfrentamiento continuo entre el hombre y la naturaleza.

Ángel Lapresta

Fichas en AlohaCriticón

Werner Herzog
Klaus Kinski
Claudia Cardinale