• Por Antonio Méndez

la-infancia-de-ivan-poster-criticaDirección: Andrei Tarkovsky.
Intérpretes: Nikolay Burlyaev, Evgeniy Zharikov, Valentin Zubkov, Valentina Malyavina.

Con guión de Vladimir Bogomolov (“Zosya”) y Mikhail Papava (“Vysota”).

Sinopsis

Segunda Guerra Mundial.
El joven Iván Bondarev (Nikolay Burlyaev), un huérfano que ha escapado del orfanato, llega al frente contra el ejército alemán y entabla amistad con varios oficiales del ejército soviético.
Los adultos quieren que abandone la zona de guerra e ingrese en una escuela militar, pero Iván solo desea ser útil como espía infiltrado en la lucha contra los nazis.

Crítica

El ruso Andrei Tarkovsky alcanzó fama internacional con este notable drama bélico en blanco y negro basado en un cuento de Vladimir Bogomolov que es utilizado por su autor para mostrar los horrores de la guerra en el devenir trágico de un niño con ansias de venganza.

infancia-de-ivan-critica-alohacriticonLa película alterna el realismo cotidiano de combate, centrado en una rutina militar de interiores, algún momento de trinchera y un triángulo amoroso sin desarrollo (aunque con una memorable secuencia con beso), con, lo más interesante del film, tramos de onirismo, de surrealismo, de flashbacks para contrastar la vida feliz, tranquila, del infante protagonista con su hermana y con su madre a través de un uso lírico de la imagen, empleando primerísimos planos, claroscuros, contrapicados, picados, planos inclinados, perspectivas subjetivas, o contrapuntos de quietud natural y bombardeos cercanos al fuego de artificio.

La historia no inventa nada original pero la forma de contarse evidencia talento narrativo y poético.

En su tramo final, Tarkovsky emplea imágenes reales del cadáver de Joseph Goebbels antes de una resolución de efecto, con casualidad forzada, para cerrar de manera previsible su mensaje.




la infancia de ivan foto peliculaIván (Nikolai Burlaiev), chico huérfano de doce años, realiza durante la Segunda Guerra Mundial misiones de reconocimiento para el ejército soviético.
Sus superiores, el capitán Kholin (Valentin Zubkov), el coronel Gryaznov (Nikolai Grinko) y el joven teniente Galtsev (Yevgueni Zharikov) quieren alejarlo de la lucha, pero se topan con la insistencia y tozudez del pequeño.

Ópera prima de Andrei Tarkovsky, poética y conmovedora, primera piedra del excepcional monumento cinematográfico que supone la filmografía del genio ruso. Se alzó con el León de Oro en el Festival de Venecia.

Si alguien desea iniciarse en la obra de Tarkovsky debe comenzar por el visionado de la cinta que nos ocupa, su película más asequible en comparación con la complejidad místico-filosófica de sus trabajos posteriores.
Esa aparente sencillez no impide sin embargo que nos encontremos ante un bello, y por momentos mágico, relato antibélico.


Andrei aceptó dirigir este filme, inicialmente planificado para otro director, y la reducción del presupuesto del mismo a cambio de poder empezar desde cero. Aunque no aparece acreditado, introdujo junto con Andrei Konchalovski importantes alteraciones en el guión, que adaptaba un cuento de Vladimir Osipovich Bogomolov.

En la película destaca la hermosa concepción de las secuencias oníricas, cuatro en total, que muestran la extraordinaria capacidad de su autor para captar el esplendor vital de la naturaleza.
El agua, elemento que en Tarkovsky hace alusión a la parte espiritual del ser humano, es protagonista en todas. Estas luminosas y embriagadoras secuencias contrastan con el horror y los claroscuros de la realidad bélica, donde el mundo femenino de los sueños (en ellos aparecen la madre y la hermana de Iván) da paso a otro eminentemente masculino y desalentador.

Ingmar Bergman dijo en una ocasión que Tarkovsky era el director más importante porque había creado un lenguaje nuevo que se correspondía con la esencia del cine, ya que presentaba la vida como reflexión, la vida como un sueño.

El hecho de que el filme se inicie y finalice con un sueño nos hace reflexionar sobre cuál es la verdadera realidad de nuestra existencia. Esta superposición entre realidad y sueño será una constante en el resto de su obra.

En el ámbito interpretativo destaca la naturalidad con la que Nikolai Burlaiev da vida al personaje de Iván. Unos años más tarde el director volvería a contar con él en Andrei Rublev para interpretar a Boriska, el fundidor de la campana.

Tras el éxito internacional, a nivel crítico, de “La infancia de Iván” Tarkovsky se embarcó en la escritura del guión de una de las películas más importantes de la historia. “Andrei Rublev” consolidó su enorme talento como cineasta y supuso el inicio de sus problemas con las autoridades soviéticas.

Ricardo Pérez

Puntuación

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