Dirección: Jessica M. Thompson.
Intérpretes: Nathalie Emmanuel, Thomas Doherty, Hugh Skinner, Stephanie Corneliussen.
Con guión de Blair Butler (“Polaroid”).
Sinopsis
Evie Jackson (Nathalie Emmanuel) vive en Nueva York, en donde trabaja como camarera de catering al mismo tiempo que crea objetos de cerámica.
Tras perder a su madre, Evie intenta buscar familia con un test de ADN que obtiene tras un trabajo como camarera.
Tras enviar el test por correo electrónico, recibe la información de que tiene familia en Inglaterra.
Oliver (Hugh Skinner), su presunto primo, le invita a una boda a celebrar en la campiña británica, en una mansión propiedad del atractivo Walter De Ville (Thomas Dolby), por el que pronto Evie se siente atraída.
Crítica
Comistrajo de terror que mezcla la casa gótica encantada, el romance vampírico y el horror paranormal.
La película, iniciada con un prólogo de época, traslada a una neoyorquina a tierras inglesas para asistir a un bodorrio de gente bien que termina, sin profundidad en personajes y situaciones, en un pifostio de una contra todos, con la típica “heroína” sacando a relucir mañas de lucha y enfrentada a leches con los degenerados de la función.
Hay momentos para la seducción, el sexo y la alucinación pesadillesca.
Para crear sustos no faltan los inevitables hachazos sónicos con imaginería efectista contrastados con la quietud de una gran mansión, llena de solemnidad y boato.
Lo más interesante, además de la dirección artística, es la posible fabulación alegórica del festín secreto de plutócratas poderosos sirviéndose del personal inocente mediante engaños y rituales siniestros.
Lo demás es un encuentro de lugares comunes de distintos subgéneros de terror con el mito de Drácula como fundamento.
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