LA PUERTA DEL CIELO (1980)
Director: Michael Cimino.
Intérpretes: Kris Kristofferson, John Hurt, Isabelle Huppert, Christopher Walken.
1870. Termina el curso en Harvard y sus alumnos, con ilusiones y esperanzas, festejan su graduación en la prestigiosa Universidad, entre ellos James Averill (Kris Kristofferson) y Billy Irving (John Hurt).
20 años después, al oeste en Woyming es la época de la primera oleada de inmigrantes del este de Europa, los dos amigos se vuelven a encontrar: Billy es miembro de la asociación de
ganaderos se han propuesto exterminar a los inmigrantes por ser una lacra y
freno para el progreso, Jim es marshall del gobierno y tratará de impedir la
matanza de los 125 nombres de la lista, casi todo su condado.
La película que arruinó a la United Artists, una cinta maldita y masacrada en
la sala de montaje debido a su descomunal duración, un presupuesto desmedido
puesto en manos de Michael Cimino, el director de moda ( no volvería a
trabajar en 10 años), alabado y oscarizado por “El Cazador” , un fracaso en
taquilla que hundió a la compañía inicialmente creada por Charles Chaplin y Douglas
Fairbanks. Con estas referencias al ver hoy, décadas después de su estreno la versión extendida de 210 minutos ( ¡bendito “montaje del director” o de
quien sea!) no se comprende como esta obra mayúscula del cine no fue
entendida ni por los mismos que la pagaron y posteriormente mutilaron,
condenando al ostracismo a un genio del cine como Cimino.
Epica o lírica, histórica o romántica, que es lo que hace a esta película ser tan triste y
hermosa, un más de ese maravilloso y rotundo subgenero que se suele llamar
“Western crepuscular”.
Melancolía, es la palabra que define el transcurso de la historia, profundo
desencanto en los ojos de Jim( Kris Kristofferson), en la sonrisa de la
prostituta Ella( Isabelle Hupert), en la embriaguez continua de Billy ( John
Hurt).
Impresionante la escenografía y la maravillosa composición
fotográfica del hungaro Vilmos Zsigmond con bellos claroscuros y pagados tonos
de luz natural (homenajes a Willis y Nestor Almendros sin duda). Todo
empastado en una de las partituras más amargas de la historia del cine,
hasta las partes festivas lo son. El resultado son tres horas y media de
llenas de desengaño y amistad, de traición, de cautividad en una nación que
se va forjando sobre las tumbas de los pobres, sin duda siempre ganarán los
mismos, aunque como es el caso de James, odien ser lo que son, la vida
devuelve a todos a su lugar de origen unos arriba y otros muertos.
Las interpretaciones magníficas, el cantante Kris Kristoferson hace su
segunda incursión para la historia ( la primera fue en la antológica “Pat
Garret & Billy the Kid”) con nota muy alta, Christopher Walken irrepetible en el papel
de un asesino a sueldo que empapela las paredes de su cabaña para
impresionar a la mujer que ama (qué mas se puede decir), John Hurt ese
alcohólico y prematuramente caduco niño de papa, Isabelle Huppert, la prostituta de la que
todo el mundo se enamora, toda una galería de personajes firmemente
comprometidos con su propio ocaso, con su inmensa derrota.
Hay una escena en que Jim le pregunta a Ella como se las apaña para
llevar el negocio y a la vez cocinar esas tartas tan ricas con las que le
agasaja. Ella simplemente le contesta quitándose la ropa, hasta aquí puedo
leer.
Sin dudarlo una película que no convence a muchos, que le falta rigor
histórico, que se nota que está cortada (a pesar de ser está la versión
extendida), que la eterna secuencia del baile aburre, que por algo sería
que fracaso. A todo eso contestar simplemente con el final. Se produce en un
barco, aparentemente no ocurre absolutamente nada pero es imposible
reprimir el nudo de emoción al ver a un hombre tan vacío por dentro, tan
fuera de lugar, un superviviente bendecido por el destino pero cruelmente
maldito por la vida misma. Sobrecogedor.Alberto M. González
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