LA SENDA DE LOS ELEFANTES (1954)
Dirección: William Dieterle.
Intérpretes: Elizabeth Taylor, Dana Andrews, Peter Finch, Abraham Sofaer.
John Wiley (Peter Finch) es el heredero de una considerable extensión de
terreno en Ceilán, asentado precisamente sobre un camino de paso de las
manadas de elefantes de la zona.
John está comprometido con Ruth Lakin (Elizabeth Taylor), una librera del
Londres devastado por la Segunda Guerra Mundial, que se trasladará a
vivir a Asia en compañía de su futuro marido.
William Dieterle es uno de esos directores que no pergeñó apenas obras
maestras en su muy prolífica carrera, pero que, sin embargo, fructificó
excelentes trabajos, como bien lo demuestra “La senda de los elefantes”,
cine de aventuras en estado puro.
Con una magnífica labor de la segunda unidad, dirigida por Alvin Ganzer,
Dieterle adapta la novela de Robert Standish confiando su desarrollo a
John Lee Mahin, guionista de otra película rodada en el mismo año y con no
pocos puntos de contacto, “Mogambo”.
De “La senda de los elefantes” destacan, por su espectacularidad, el
ataque final de los paquidermos, y por lo cómico y curioso, las escenas de
los partidos de polo en bicicleta que disputan los invitados borrachos como
cubas.
Pero si algo llama la atención de este despliegue de medios auspiciado por
la Paramount, son sus semejanzas con “Rebeca” (1940).
Si Joan Fontaine enloquecía por el fantasma de su antecesora, en esta
ocasión es Elizabeth Taylor quien tiene que enfrentarse al espíritu de su
suegro, Tom Wiley, y a su leal mayordomo, Appuhamy, que haría las veces
de la ama de llaves de Manderley, la señorita Danvers.
La habitación cerrada del progenitor de John, el final trágico de la
mansión.
Por si fuera poco, el responsable de la partitura en esta historia de
proboscidios es Franz Waxman, el mismo que firmara la música del título
mencionado de Alfred Hitchcock.
A pesar de que en algunas de las secuencias canten en exceso las
transparencias utilizadas, “La senda de los elefantes” es cine para
disfrutar y evadirse, ingredientes que, porqué no, también califican la
categoría del producto final.
Alberto Alcázar
Fichas En ElCriticon-AlohaCriticón