• Por AlohaCriticón


Dirección: Ron Clemens y John Musker.
Intérpretes: Película de animación.


Ariel, una de las hijas del rey Tritón, es una sirena que solo ansía subir a la superficie y compartir, aunque solo sea por unas horas, la vida que llevan los humanos. Una noche de tempestad, un barco se estrella en la costa, dejando en la playa, muy cerca de las rocas, a un atractivo joven inconsciente. Ese joven, no es otro que el príncipe Eric, de quien Ariel se enamorará al instante. Su sueño de vivir en la tierra rodeada de humanos, y al lado de su amado Eric, solo será posible si el ser más despreciable del mar, Úrsula, ayuda a la sirenita, a cambio de robarle su tesoro más preciado: la voz.

Vigesimoctava película de animación de Disney, basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen. La pareja de directores formada por John Musker y Ron Clements, tras “Basil: ratón superdectective”, unen de nuevo su ingenio para dar forma a esta fábula acuática, que supuso grandes cambios dentro de la factoría de los sueños.

Estamos ante una película que gracias a la impecable partitura de Alan Menkem, ha sido ganadora, entre otros premios, de dos Oscar; mejor canción y mejor película; que supusieron también una nueva forma de entender el género; con la inclusión a partir de ese momento de muy logradas partituras insertadas a lo largo de la acción.

La música, gracias en parte al título que nos ocupa, se ha convertido en las películas de Disney en un actor más que a través de sus letras matiza magistralmente diversas facetas de los personajes.

Valores clásicos de las películas de animación como la amistad, el trabajo en equipo y la lealtad, se unen a otros nuevos tales como el crecimiento personal, la independencia y los logros de sueños individuales, otorgando a la cinta un tinte de madurez que se ha ido perfeccionando y asentando en posteriores trabajos animados.

El éxito que hace diecisiete años cosechara “La Sirenita” unió en tres proyectos profesionales al tandem Musker-Clements, quienes realizarían “El planeta del tesoro”, “Hércules” o “Aladinn”. Títulos que han de completarse con “La bella y la bestia”, “El rey león” y “El jorobado de Notre Damm” como parte de la época dorada que vivieron las películas clásicas de animación a lo largo de la década de los noventa.

Una película entrañable, ambiciosa, madura y estéticamente perfecta; ideal por sus personajes (inolvidable el cangrejo Sebastián arrullando con su voz melosa los nenúfares del estanque), su guión y realización, que una vez más, hará las delicias de niños y mayores.

Cristina Gómez