Dirección: Joaquín Mazón.
Intérpretes: Karra Elejalde, Enric Auquer, Megan Montaner, Lander Otaola.
Con guión de Joaquín Oristrell (“Inconscientes”).
Sinopsis
Bilbao, año 1990.
Cuando era un niño, Mikel Inchausti (Enric Auquer) arruinó el restaurante de su padre, Juan (Karra Elejalde), al meter ranas en los platos de un servicio al que acudió el rey.
Juan desapareció y de él nunca más se supo hasta mucho tiempo después cuando, pasados treinta años, con Mikel como destacado cocinero, Juan regresa a su vida aquejado del síndrome de Korsakoff, una característica que le ubica en el tiempo previo a su desaparición.
Crítica
Comedia ambientada en la ciudad de Bilbao que se inicia con una confesión: en el año 1990 yo maté a mi padre.
Recuerdos de niño con travesura.
Negocio al garete y trauma.
La película, más que el motivo gastronómico, se sirve para crear humor de la enfermedad mental (algo mucho más serio que chistoso) que padece el personaje interpretado por Karra Elejalde, un síndrome de Korsakoff que provoca que su mentalidad esté “hibernada” tres décadas atrás.
Con tal característica, la trama se fundamenta en los equívocos y contrastes derivados de la clave de personaje fuera de contexto con Karra sustentando la comedia en el papel de gruñón simpático alterado por todas las modernidades tecnológicas y la identidad del que dice que es su hijo.
En medio tiene tiempo para un baile discotequero con el “Pump Up The Jam” de Technotronic.
La trama no aprovecha como podría, dentro de la esencia de comedia de cocina, el contraste de métodos, pudiéndose optar por aspectos de sátira y parodia.
O no se hace o se hace de manera muy ligera.
El film, con personajes sin mucho fondo y un añadido romántico que se podría obviar, se vuelca en la reunión paterno-filial y en el acercamiento gradual y previsible de la pareja protagonista, no faltando toques sentimentales sobre el principal fin de la historia: la superación del trauma inicial.
Película con suficiente ritmo, historia un tanto insulsa.
Fichas en AlohaCriticón