• Por AlohaCriticón

las llaves de casaDirección: Gianni Amelio.
Intérpretes: Andrea Rossi, Kim Rossi Stuart, Charlotte Rampling, Alla Faerovich.


Después de quince años de no saber nada de su hijo Paolo (Andrea Rossi), cuyo nacimiento le ocasionó graves problemas neurológicos, Gianni (Kim Rossi Stuart) se reencuentra con él para hacerse cargo de su rehabilitación en un hospital berlinés. Durante ese período, Gianni experimentará nuevos sentimientos respecto a ese hijo, en un principio, repudiado.

Gianni Amelio director de “Lamérica” (1994) y de su, hasta ahora, más aclamada película, “Los Niños Robados” (1992), nos adentra en este su último trabajo en una relación paterno filial marcada por las minusvalías que sufre el vástago.




El propio Amelio, recurriendo otra vez a los servicios de Sandro Petraglia y Stefano Rulli, escribe el guión cimentándose en el libro “Nacido Dos Veces” de Giuseppe Pontiggia, cuya referencia es incluida dentro del relato y a cuyo autor está dedicada esta producción.

“Las LLaves De Casa” es una cinta muy en la onda de “Ángeles Sin Paraíso” (1963) o “Mi Pie Izquierdo” (1989). En este caso concreto, Amelio plantea el encontronazo de un padre y un hijo cuyas existencias han discurrido distantes hasta ese momento, que coincide con una etapa de maduración de ambos personajes en sus respectivos ciclos de vida. Gianni ya no es el joven impetuoso que embarazó a su novia y se desligó de su fruto. Y Paolo, aún con sus deficiencias, ha dejado de ser un niño y ha alcanzado la adolescencia.




Entre ambos personajes surge la figura de Nicole (excelente la labor de Charlotte Rampling), una madre que sufre también en carne propia los problemas de su hija y que le cantará a Gianni las verdades que éste pretende ocultar e ignorar.

“Las Llaves De Casa” es cine de sentimientos, de afectos, en definitiva, cine emocional que llega fácilmente al corazón del espectador, que seguramente saldrá de la sala con un espíritu más generoso que con el que entró. Si es así, Gianni Amelio habrá conseguido inyectar una buena dosis de filantropía que, con los tiempos que corren, no es poco.

Alberto Alcázar