LIFE AQUATIC (2004)
Director: Wes Anderson.
Intérpretes: Bill Murray, Owen Wilson, Cate Blanchett, Anjelica Huston.
Steve Zissou (Bill Murray), es un oceanógrafo famoso por sus documentales
marinos. En uno de ellos fallece un amigo suyo a causa del ataque de un
presunto tiburón. Ni corto ni perezoso, Zissou se embarcará en nueva
aventura para atrapar al bicho, para lo cual contará con su estrafalario
equipo, al que se sumará Ned (Owen Wilson), un posible hijo de Zissou, y una
periodista especializada (Cate Blanchett), embarazada y muy metomentodo.
“The life aquatic” es la nueva película del realizador tejano Wes Anderson,
uno de los jóvenes talentos que asoman la cabeza en Hollywood como
buenamente pueden. Hasta la fecha habíamos visto de este realizador la
interesante “Academia Rushmore” y la cautivadora “Los Tenenbaums, una
familia de genios”, cintas que habían ido conformando su peculiar estilo, a
caballo entre la comedia y el drama.
El cine de Anderson se caracteriza por una atmósfera en la que se confunden
lo absurdo, lo surreal y lo “naïf”, lo excéntrico y lo burlesco, para
conformar un todo muy personal y reconocible, pero no muy accesible para el
gran público, desconcertado ante esta mezcolanza. Eso es precisamente lo que
vuelve a ocurrir esta vez, en la que asistimos a un desfile de situaciones
más o menos absurdas o ridículas, pero en el fondo reconocibles.
Hay que resaltar la labor de Bill Murray, que por otro lado hace de si
mismo, apareciendo en pantalla como un granuja simpático, un carota
entrañable, que es el papel que ha venido cultivando con éxito durante toda
su carrera. Murray o Zissou, émulo lisérgico de Jacques Cousteau, es un
hombre rodeado de individuos de escaso conocimiento, que hacen las más
variopintas labores como buenamente pueden, que ve como se le aparece de
repente un joven que le podría hacer replantearse su vida en su papel de
padre. Zissou no duda en robar el material de un oceanógrafo rival, para
incorporarlo a su destartalada embarcación, con tal de lograr su objetivo,
así como tratar de seducir a la periodista que los acompaña, aunque sea a
través del desdén.
Como suele hacer Anderson, con la envoltura particular que confiere a sus
films, en apariencia intrascendente, sabe deslizar temas humanos con total
naturalidad, con un grupo de “freaks” que nos puede resultar más cercano de
lo que podríamos pensar. Si a esto se le suman los fondos marinos creados
por Henry Selick (Monkeybone, James y el melocotón gigante), y una cuidada
banda sonora, que incluye temas de David Bowie en portugués, nos hallamos
ante una propuesta con indudable interés. Buenos trabajos actorales de su
amplio reparto, con unos paródicos Jeff Goldblum de pseudogalán y Willem
Dafoe de marinero alemán.
Lástima que ese mismo aire de intrascendencia sea también un pero al
resultado final de la película. Algunas de las situaciones que se producen
(como la subtrama de los piratas filipinos) no acaban de resultar
convincentes, pese a tener su gracia, y a veces el ritmo palidece más de lo
deseado. Así pues, nos hallamos ante un todo irregular, que permanece en la
cabeza tiempo después de su visionado, con sus imperfecciones y sus logros.
Un producto que gustará a quienes les interesaron los anteriores trabajos de
Anderson, y que odiarán los que los odiaron.David García
Si Jacques Costeau levantara la cabeza y presenciara el engendro que le
ha dedicado Wes Anderson, conociendo su magnífico sentido del humor no
habría dudado en seguir criando malvas (aunque esa flora no fuera su
especialidad en vida).
“Life Aquatic” es el cuarto trabajo del realizador estadounidense.
Especializado en la comedia desmesurada, Anderson parodia en esta
ocasión el siempre interesante documental “Mundo submarino”, que fue
creado por el prestigioso científico francés.
Para ello recrea el entorno del comandante aspirando a que Bill Murray sea
su sosias, utiliza el buque “Belafonte” en lugar del viejo
conocido “Calypso” y para darle un toque simpático a toda esta imaginería,
cubre la cabeza de la tripulación con el llamativo gorro de lana rojo. Con
estos ingredientes, Anderson se hace a la mar y se va a pique nada más
zarpar. De ésta no le salva, ni el pequeño submarino construido para cazar
al tiburón jaguar.
La pretensión de Anderson es honesta y difícil: rodar una comedia
surrealista. Pero con este tipo de género hay que tener especial cuidado
ya que, o te sale una gran película o bien, como es el caso, si las
secuencias incluidas son tan ridículas y con tan poca vis cómica como
en “Life Aquatic”, la comezón del espectador puede llegar a ser manifiesta
e irritante. Para colmo de males, semejante desatino roza las dos horas de
duración.
Eso sí, lo que llama poderosamente la atención es lo bien que se suele
acompañar este chico a la hora de plasmar sus guiones: Huston, Gambon,
Blanchett, Dafoe,… ¡Cuánto talento junto y que mal aprovechado!
Alberto Alcázar
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