Dirección: Olivier Megaton.
Intérpretes: Edgar Ramírez, Anna Brewster, Michael Pitt, Sharlto Copley.
Con guión de Karl Gajdusek (“Oblivion”).
Sinopsis
El gobierno de los Estados Unidos, para impedir el crimen, ha decidido crear una señal de bloqueo de sinapsis para evitar la delincuencia.
Un criminal, Graham Bricke (Edgar Ramírez), tras el presunto suicidio de su hermano en la cárcel, se alía con Kevin Cash (Michael Pitt), hijo de un poderoso criminal rival en busca de fama, y con la novia de este último, Shelby Dupree (Anna Brewster), para realizar un gran robo y huir a Canadá.
Crítica
Adaptación de un cómic de Rick Remender y Greg Tocchini que mezcla una posible situación de control distópico con una trama de robo que enfrenta a sociópatas.
La historia, llena de lugares comunes en el thriller criminal con ecos de Quentin Tarantino, se expande demasiado en un desconcierto de asuntos de poco interés con la violencia como fin, no como medio, para fundamentar su pobre relato.
La película ni aprovecha el advenimiento distópico, enrareciendo el buen propósito de eliminación del crimen con un antagonista que emplee tal propósito con objetivo totalitario; ni crea una intriga consistente de lucha de clanes de delincuentes y robo que vaya más allá de retratos simplones de corrupción o de caricaturas efectistas.
Michael Pitt anima de vez en cuando el cotarro con su personaje psicopático; Sharlto Copley está totalmente desaprovechado; y la relación entre Edgar Ramírez y Anna Brewster, moviéndose en clichés e inverosimilitudes, termina aburriendo.
Entre tanta rutina insulsa de disparos y explosiones suenan el “I Wanna Be Your Dog” de los Stooges y el “Personal Jesus” de Depeche Mode.
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