Dirección: Rob McKittrick.
Intérpretes: Ryan Reynolds, Anna Faris, Justin Long, Luis Guzmán.
Con Rob McKittrick.
Sinopsis
Un camarero llamado Dean (Justin Long) se cuestiona su presente laboral cuando descubre que un antiguo amigo del instituto, Chett (Travis Resor) está trabajando como ingeniero eléctrico.
Por su parte, uno de sus compañeros de restaurante, Monty (Ryan Reynolds), más preocupado en ligar con chicas que en otra cosa, se ocupa de instruir al nuevo empleado, Mitch (John Francis Daley), quien pronto se verá inmerso en un equipo repleto de extravagantes personajes.
Crítica
Rob McKittrick intenta en su debut remedar el éxito de Kevin Smith y su “Clerks” con esta comedia coral y presuntamente independiente que, sirviéndose de un ambiente profesional (o semiprofesional) favorable al conglomerado de personajes de tipología diversa, establece una crónica de una jornada laboral con una estructura narrativa que simplemente concatena situaciones chocarreras de humor barato.
Al basar la creación de situaciones, según parece, en su propia experiencia, McKittrick demuestra conocer el escenario humano y físico que rodea el establecimiento de comidas, las reglas de juego del mismo en la interacción de sus protagonistas y las claves básicas que pueden llegar a ofertar jugo cómico al asunto, exagerando las sendas más facilonas para ofertar chistes cerriles que hasta en ocasiones llegan a acertar con alguna frase.
No obstante y por lo general este director y guionista no posee el talento que en ocasiones puntuales pueda exhibir Kevin Smith y, como suele suceder en el cine y en otros medios, se confunde irreverencia y ocurrencia con babosadas propicias al chiste para el lampiño (o el barbudo) por cultivar, al que cualquier tontería sin gracia con culos, tetas, coitos, penes y similares les hace gracia.
Es ligera, tontorrona, no deja de resultar entretenida, pero por lo general resulta bastante olvidable.
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