Dirección: Tom Vaughan.
Intérpretes: Brendan Fraser, Harrison Ford, Keri Russell, Meredith Droeger.
Película basada en un libro de Geeta Anand.
Guión de Robert Nelson Jacobs (“Chocolat”, “Ratónpolis”). Con producción de Harrison Ford.
Sinopsis
John Crowley (Brendan Fraser) ha logrado el éxito empresarial viniendo desde una situación humilde.
Su momento de felicidad junto a su familia se trunca cuando a sus dos hijos se les diagnostica una enfermedad incurable.
La solución para ellos podría venir con la ayuda de un científico poco convencional llamado Robert Stonehill (Harrison Ford).
Crítica
Harrison Ford protagonizó y produjo este drama médico con bases similares a películas como “Lorenzo’s Oil. El Aceite De La Vida” o “La Decisión De Anne”.
Dirige Tom Vaughan, quien tras reírse mucho en Las Vegas con Cameron Diaz y Ashton Kutcher, se pone serio en esta ocasión para contarnos una historia centrada en la lucha de una familia por poder salvar la vida a sus hijos.
Se crea una situación de próxima tragedia y se empareja a dos personajes muy diferentes unidos por un propósito común en un trayecto de ilusiones y contratiempos.
La película, con un punto fuerte en su reparto, es anodina, trivial, incluso pesada. La trama, inspirada en un hecho real, carece de complejidad, se recarga la historia con peroratas técnicas y no se logra trascendencia emocional aunque se intenta con ahínco manejando un tono sentimental con maneras de telefilm.
Las interpretaciones de Harrison Ford y Brendan Fraser son correctas, pero sus personajes son funcionales y no traspasan la superficie esquemática de sus objetivos y ansias.
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