• Por AlohaCriticón

mi nombre es bach cartelDirección: Dominique de Rivaz.
Intérpretes: Vadim Glowna, Jürgen Vogel, Anatole Taubman, Paul Herwig.


Leipzig, año 1747. Johann Sebastian Bach (Vadim Glowna) es tratado de cataratas por el curandero inglés John Taylor, el mismo que atendería con el mismo resultado al también afamado, George Frideric Händel. Por aquel entonces, Bach haría un alto en sus tratamientos para trasladarse a Postdam junto a su primogénito, Wilhelm Friedemann (Anatole Taubman), con el fin de visitar a su segundo hijo, Carl Philipp Emanuel (Paul Herwig), quien estaba trabajando a las órdenes de Federico II de Prusia (Jürgen Vogel).

“Mi Nombre Es Bach”, a diferencia de “Sinfonía Fantástica” (1941), o “Johann Strauss, Rey Sin Corona” (1986), no es, en esencia, un biopic; sino que se trata del reflejo de un episodio histórico que reunió a dos personalidades fundamentales en el devenir político y musical del siglo XVIII: Federico II “el Grande” y Johann Sebastian Bach, respectivamente.

Precisamente, el título que encabeza la película, es el saludo informal que un Bach, de vuelta de todo, dirige a un sorprendido monarca. Un rey que cargó toda su vida con la sombra alargada de su padre, quien desconfiaba de su descendiente para dirigir a su pueblo por ser más proclive a la cultura que a la milicia; o bien, por inclinarse hacia unas amistades ambiguas (la tentativa de fuga y posterior ejecución del capitán Katte), más que a un orden clásico familiar.




mi nombre es bach posterPor el otro lado, el inmortal músico alemán. Un compositor que lo ya lo había demostrado todo, pero que aún así es retado por Federico II; saliendo aquél airoso del trance y regalándole la famosa pieza “Ofrenda musical”. En este sentido, cabría mencionar lo publicado a este respecto por Douglas Hofstadter, experto en inteligencia artificial, que afirmó que improvisar una fuga de seis partes, equivaldría a jugar simultáneamente seis partidas de ajedrez sin mirar al tablero y ganarlas todas.

Dominique de Rivaz dirige de forma eficiente el filme, siguiendo el solvente guión escrito por él mismo, Jean-Luc Bourgeois y Leo Raat; apoyándose en un correcto trabajo de los intérpretes y en una brillante dirección artística.

“Mi Nombre Es Bach” es un producto muy interesante a efectos didácticos, sobre todo, para adentrarse en la época barroca y en la trascendental Ilustración. Simplemente por apreciar en el epílogo la recreación del cruce de miradas de esos dos monstruos geniales que eran: Bach y Françoise Arouet, más conocido por Voltaire, merece la pena echar un vistazo a esta poco aireada cinta.

Alberto Alcázar

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