PAPILLÓN (1973)
Dirección: Franklin J. Schaffner.
Intérpretes: Steve McQueen, Dustin Hoffman, Victor Jory, Don Gordon.
Henri Charriere, apodado “Papillon” (Steve McQueen) debido al tatuaje que lleva en su pecho,
es sentenciado a cadena perpetua por un crimen que afirma no haber cometido.
Se le trasladará a la Guayana Francesa, a un centro penitenciario en
terribles condiciones infrahumanas, donde entablará amistad con Louis Dega (Dustin Hoffman),
un antiguo estafador. Sus deseos de huir de aquel lugar llevarán a ambos a
vivir intensos momentos, en los que sus vidas penderán de un hilo, pero
jamás perderán la esperanza de recuperar su libertad.
Emotivo drama penitenciario, del best-seller del propio Henri Charrierre,
adaptado por Lorenzo Semple Jr. y el gran Dalton Trumbo, y llevada al
celuloide con la usual gradación épica del infravalorado cineasta americano
Franklin J. Schaffner.
El virtuosismo de Schaffner en la composición de planos maestros y su
admirable uso del cinemascope dotan al film del sabor propio de un clásico,
al igual que en su anterior epopeya oscarizada “Patton”, un director que
iniciaría su ascenso con obras maestras como “The War Lord” y “Planet of the
Apes”.
La principal valía de la cinta recae en dos soberbias encarnaciones que
destilan enorme química en pantalla, los excelentes trabajos interpretativos
de Steve McQueen y Dustin Hoffman, quienes personifican con gran acierto a
los amigos convictos en busca de una libertad distante, pasando de
actitudes aparentemente normales al total desequilibrio mental y desapego de
la realidad, efectos propinados por los crueles métodos carcelarios a los
que son expuestos durante la mayor parte del metraje.
Como es norma en la filmografía de Schaffner, su colaborador musical Jerry
Goldsmith orquesta una excelente banda sonora que funciona para fortalecer y
entonar la narración a niveles de grandeza heroica, de dos personas en su
lucha por un mejor porvenir, dispersos en un cúmulo de condiciones
inhumanas, en una brutal subordinación proporcionada por el estado y su
deseo de venganza.
En conjunto un clásico de todos los tiempos, una radiografía tanto de
miseria humana como de regocijo.Pierluigi Puccini
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