• Por Antonio Méndez


Dirección: Charles Guard y Thomas Guard.
Intérpretes: Emily Browning, Elizabeth Banks, David Strathairn, Arielle Kebbel.

Remake de “Dos Hermanas” (2003), película dirigida por Kim Jee-woon. Con guión de Doug Miro (“El Gran Rescate”, “El Aprendiz De Brujo”) y Craig Rosenberg (“En La Tiniebla”, “El Estigma Del Mal”).

Sinopsis

Anna (Emily Browning) vuelve a su casa después de pasar un tiempo en un psiquiátrico tras la muerte de su madre (Maya Massar). En su hogar descubre que su padre (David Strathairn) se ha emparejado con Rachel (Elizabeth Banks), la enfermera de su fallecida madre. El fantasma de esta última se aparecerá a Anna para indicarle que Rachel no tiene buenas intenciones. A raíz de este aviso, Anna y su hermana Alex (Arielle Kebbel) intentarán hacerle ver a su padre el verdadero propósito de su nueva mujer.

Crítica

presencias-extranas-fotoLos hermanos Guard (Charles y Thomas) debutaron como directores de largometraje con este remake de una película coreana llamada “Dos Hermanas”, título que estrenó en el año 2003 el director Kim Ji-woon.

En la producción se encuentran varios peritos en el rehecho asiático de terror, como Doug Davison, Roy Lee y Laurie MacDonald, expertos “remedistas” (“El Grito”, “The Ring”, “Dark Water”…) que se encargan de supervisar este thriller psicológico y terror sobrenatural que, al margen de su referencia coreana, mezcla a Daphne Du Maurier con los cuentos clásicos de madrastras e hijastras y un final sorprendente a lo Shyamalan que pretende modificar, con presunta inteligencia, todo lo anteriormente insinuado.

La película, al igual que su raíz, sublima su atmósfera sobre otros elementos, confinando a sus estereotipados personajes y al artificio que es su trama en una localización aislada, costera y tranquila, en donde cualquier pequeño ruido o presencia singular-grotesca puede perturbar el ánimo de los caracteres y espectadores.

Se emplea para tal fin la típica subversión perversa de la imaginería infantil, trazos de gran guiñol, un ambiente psicótico-paranoico que parte de un trauma familiar, sonidos aviesos, trampas de guión, y efectismos con propósito de sustos más que de miedo.

La joven protagonista, Emily Browning, como personaje frágil que motoriza la obsesión y alucinación familiar, aporta matices emocionales a su interpretación. Los demás carecen de dimensión como para que interesen sus interacciones y conflictos.

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Emily Browning
Elizabeth Banks

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