• Por AlohaCriticón

primer posterDirección: Shane Carruth.
Intérpretes: Shane Carruth, David Sullivan, Casey Gooden, Anand Upadhyaya.


Cuatro empleados de una empresa trabajan en el horario extra laboral en el lanzamiento comercial de un producto.
Sin embargo, dos de ellos, Aaron (Shane Carruth) y Abe (David Sullivan) decidirán proseguir de forma separada un proyecto alternativo cuyas consecuencias, en caso de culminarse, serían impredecibles.

Premiada en la edición del año 2004 del Festival de Sundance con el Gran Premio del Jurado, “Primer” supone el ídem trabajo de Shane Carruth, un joven matemático que, hastiado del rutinario mundo laboral de las empresas y atraído por el arte de la narración, ha decidido convertirse en un “self made cinema man” (permítaseme la expresión), es decir, en una criatura a lo Juan Palomo, alternando los cometidos de dirección, guión, producción, fotografía, montaje y música.




A Carruth con su ópera prima no le ha podido ir mejor en el circuito de cine independiente.
Aunque ya se sabe cómo se las suelen gastar por esos guetos, donde la papeleta ganadora con más posibilidades suele tener la siguiente música de fondo: experimentos con bajo presupuesto, creados por mentes lozanas y rodados con precarios artilugios técnicos (en esta ocasión, se utiliza Super 16 mm. hinchado a 35 mm.).
Eso sí, si la oferta cuenta además con una dosis fuerte de originalidad, aún cuando uno no se entere de lo que se ha querido contar a lo largo del filme, como es el caso de “Primer”, mejor que mejor.

En este sentido habría que recordar a la otrora célebre producción independiente, “El Proyecto De La Bruja De Blair” (1999) de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez; si bien, la mayor parte del éxito que obtuvo habría que atribuirlo a la sensacional campaña de publicidad de la que se rodeó.




“Primer” desencadena un colosal caos mental en el intento por seguir el discurrir de la acción. Y es que la cabeza de un matemático, adaptada a la exactitud y lógica de los números, es un poco más cuadrada que la de un avezado narrador, en la que la deformación de la realidad permite flexibilizar más el magín y es clave para construir un relato.

En este sentido, a Carruth se le debe reconocer su intento y honestidad por mostrarnos una idea interesante (algo así como la secuela en plan serio de “Regreso Al Futuro” (1985)), pero la falta de un hilo conductor más hilvanado y lo inextricable de su argumento hacen que a pesar de la escueta duración de “Primer”, el deseo de su terminación, simplemente por hacerse una composición de lugar y sacar algo en claro, es acuciante.

Alberto Alcázar