Direccion: Gregory Hoblit.
Intérpretes: Diane Lane, Billy Burke, Colin Hanks, Mary Beth Hurt.
Una agente del FBI, Jennifer Marsh (Diane Lane), tiene como misión encontrar a un asesino en serie que cuelga en Internet vídeos con las torturas y asesinatos que comete. Lo que no sospecha la viuda Jennifer es que ella o su hija pueden ser las próximas víctimas del psicopata que busca.
Intriga criminal dirigida por Gregory Hoblit (“Fracture”) que basa su propuesta en el tópico enfrentamiento tipo gato-ratón entre una agente del FBI femenina vulnerable y un psicópata en serie (presuntamente) inteligente.
La agente, marcada por la pérdida de su marido y muy pendiente del cuidado de su hija adolescente, se encuentra investigando a un asesino y torturador que cuelga en Internet sus crímenes.
Es decir, que más descerebrado no puede ser el muchacho y encima presume de ello públicamente.
El film, además del convencionalismo que ofrece en el aspecto temático y estético de thriller de segunda con el ciberespacio y la venganza en primer plano, parece sugerir una crítica al morbo del personal, a ese interés malsano que lleva a ver (y en casos enfermizos a degustar) las desgracias ajenas para olvidar las propias.
Esa crítica a los voyeurs de lo macabro, que llenan de visitas la página del criminal cuando decide propagar con su cámara el final de la vida de una víctima inocente, pierde efectividad por la pobreza de la historia y el retrato trivial de los personajes, en especial los que circundan a Diane Lane.
Diane, por lo menos, entre tópico y topicón, va dándose a conocer.
El tono de amenaza, ante ese petardo de villano, no es suficiente para empatizar con la protagonista, y la penetración psicológica necesaria para dar cuerpo a los caracteres, brilla por su ausencia.
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