Dirección: Derrick Borte.
Intérpretes: Russell Crowe, Caren Pistorius, Gabriel Bateman, Jimmi Simpson.
Con guión de Carl Ellsworth (“Disturbia”).
Sinopsis
Un hombre (Russell Crowe) baja de su coche, asesina a su exmujer y a su nueva pareja y quema la casa…
Poco después, Rachel (Caren Pistorius), en proceso de divorcio, lleva en el coche a su hijo (Gabriel Bateman) y, con prisa, pita a un conductor que se ha despistado en un semáforo en rojo. Le vuelte a pitar. Ese conductor es el hombre que mató a su mujer. Más tarde, en el atasco le exige disculpas. Rachel se niega. El hombre comienza a perseguirla.
Crítica
Thriller de acción que significa las consecuencias en una mente desequilibrada, psicótica, del estrés urbano, del resultado de una vida de tensiones que genera tanto víctimas como victimismo, rabia, necesidad de desahogo… criminal.
La película lanza el mensaje de serenidad, comprensión y respeto a los demás… no sabes con quien estás tratando… quien va en ese coche… con quien mantienes una conversación. Tu vida, ante el azar desdichado, puede convertirse en una pesadilla, en una tragedia.
Russell Crowe crea un psicópata convincente. Una pena que la trama, que tanto evoca la “Carretera Al Infierno”, con Rutger Hauer, como a “El Diablo Sobre Ruedas (Duel)” de Steven Spielberg, no tenga esa misma convicción, sometiéndose a la crueldad y la violencia, sin sutileza y con un progreso inverosímil, exploitation, de serie B; una situación estirada con exageración de cara al meollo básico de acción y amenaza.
No obstante, no carece de intensidad en casi todo su metraje.
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