SIMONE (2002)
Director: Andrew Niccol
Intérpretes: Al Pacino, Catherine Keener, Pruitt Taylor Vince.
Víctor Taransky (Al Pacino) es un director de cine cuyas últimas películas
han sido un fracaso. Además en el rodaje de su nuevo film, la protagonista
(Winona Ryder) se rebela y abandona el proyecto por no tener la caravana más
grande. Agobiado por su ex- mujer y a la vez directora del estudio para el
que trabaja(Catherine Keener), acabará aceptando la invención del
extravagante Hank Aleno(Elias Koteas), una actriz virtual, generada por
ordenador a la que llamará Simone (Rachel Roberts) que acabará haciendo de
protagonista del film de Taransky, con un gran éxito que lanzará a Simone a
la fama. A partir de ahí Taransky deberá preocuparse por ocultar el
verdadero origen de Simone.
“Simone” es el segundo largometraje como director de Andrew Niccol, que ya
dirigió “Gattaca” y fue guionista de “El show de Truman”, asi pues un
realizador con una carrera muy interesante hasta la fecha.Para esta ocasión
ha creado una trama que es un híbrido entre el mito de Frankenstein aplicado
a la tecnología informatica y la sátira social, denunciando los fenómenos de
masas, algo que ya sucedía en la mencionada “El show de Truman”. Con todo
esto queda una fábula muy disfrutable, que como no puede ser de otro modo,
cuanta con su moraleja, que no desvelaré aqui pero que queda clara viendo el
argumento. Algo tan de nuestros dias como el éxito inmediato, la búsqueda de
la fama y la idolatría en la que se cae con personajes que se hacen
conocidos de la noche a la mañana es tratado por Niccol con agudeza. Cuando
Taransky es un fracasado todo el mundo le rechaza, mientras que cuando logra
el éxito todo le mundo le pasa la mano por la cabeza, incluso a su ex-mujer
le da envidia Simone, creyendo que trata de seducir a Taransky.
Pero claro, cuando las cosas se compliquen con Simone, nadie dudará en
volver a abandonarlo a su suerte, sea la que sea, tan sólo su hija pequeña
(Evan Rachel Wood), creerá en su padre y logrará sacarlo a flote. De todos
modos aquí no sucede como en “Frankenstein”, en que la criatura acaba con el
creador, Niccol no opta por llegar a las últimas consecuencias que plantea
en un momento dado, quizá por ese tono de fábula que desprende la película.
Niccol cae a veces en la adoración de aquello que parece criticar, si a
veces hay esa crítica a la credulidad de la gente, otras veces parece que el
mismo director cae en el embobo de Simone ( y quien no, la verdad sea
dicha). Lo que queda claro es que una película así, de cine dentro del cine,
sólo podía provenir de Estados Unidos, donde abundan las estrellas
cinematográficas y rigen los métodos del “star system”, un film de este
pelaje ambientado en el cine, tendría mucha menos credibilidad en países
como España, donde no se llega a esa idolatría con los actores más conocidos
(aunque con otro género de individuos si, por desgracia).
En cuanto a las interpretaciones, destacar a Keener y Rachel Wood, ex-mujer
e hija de Taransky, que hacen unos estupendos trabajos, la primera ya nos
tiene acostumbrados a ello, mientras que la segunda promete para posteriores
apariciones. Destacar también a Rachel Roberts, la modelo que da vida a
Simone, de la que resulta imposible no sentirse atraido por sus encantos.
Por su parte Al Pacino cumple, aunque no está a la altura de sus mejores
trabajos, eclipsado por su estrella de “Píxeles”. Destacar también la
fotografía, en tonos azules y luminosos del siempre estupendo Edward
Lachman(“Lejos del cielo”), y la banda sonora de Carter Burwell, músico no
del todo reconocido por trabajar casi siempre en films a contracorriente.
Una película que en el momento de su estreno fue infravalorada y pasó de
puntillas por la cartelera, pero que merece ser recuperada por cualquiera al
que le guste el cine con un poco de sustancia.
David García
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